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Elecciones en Paraguay: triunfo oficialista, pero con un peligroso outsider asomándose

La Concertación, que se vendió como una alianza histórica, fracasó olímpicamente perdiendo una oportunidad única de vencer al fraccionado Partido Colorado

Lunes, 01 de mayo de 2023 a las 19:54

Por Emmanuel Rondón

Lunes, 01 de mayo de 2023 a las 19: 54
El candidato presidencial paraguayo Paraguayo Cubas (c) fue registrado este domingo, 23 de abril, al saludar a sus seguidores, durante una concentración de campaña, en Asunción (Paraguay). EFE/Laura Barros

Algo extraño sucedía en los centros de votaciones y las calles del Departamento Central de Paraguay. También en el interior del país y en la triple frontera con Brasil y Argentina, en la pintoresca Ciudad del Este. Además del clásico rojo y azul, colores representativos de los partidos tradicionales Colorado y Liberal, el negro marcaba una fuerte presencia imponiendo un clima enrarecido para unas votaciones generales.

¿Vientos de cambio? Absolutamente no. Pero sí el nacimiento de un nuevo fenómeno político: Paraguayo Cubas. 

Fracaso del Partido Liberal y una alianza sin identificación 

El Partido Colorado, oficialista, con más de siete décadas en el poder salvo por la excepción del izquierdista Fernando Lugo (2008-2012, sin terminar mandato), ganó la Presidencia de la república y la mayoría en ambas Cámaras, conformando el Gobierno posiblemente más sólido en la era democrática. Lo hizo a pesar de que gran parte de la maquinaria mediática, mayormente afín a la Concertación —esa alianza liderada por el Partido Liberal que aglutinó partidos y movimientos sociales de diferentes esferas ideológicas para "competir" con los colorados— pintaba un panorama complicado para el oficialismo. 

Y es que ciertamente, en los meses previos a las elecciones, se palpaba un descontento popular importante contra el coloradismo. Principalmente contra el presidente Mario Abdo Benítez, pero también contra Horacio Cartes, el expresidente sancionado recientemente por la Administración Biden y mentor del flamante presidente electo Santiago Peña (42,72 %). 

Los graves problemas del transporte público, la escandalosa mediocridad del sistema de salud pública, la inseguridad rampante, el auge del sicariato o la misma inflación generó un notable descontento popular que hacía difícil pensar que la Concertación no iba a tener una buena elección. Al menos estar cerca del techo colorado, como en 2018. 

Sin embargo, a pesar de tener una oportunidad histórica y un clima favorable para cortar con la hegemonía colorada, la fórmula Efraín Alegre-Soledad Núñez quedó muy lejos (27,48 %), más cerca de competir por el segundo lugar (22,91 %) que por el primero.

El Partido Liberal vio no solo como Alegre perdió su tercera elección presidencial consecutiva, sino como ni siquiera llegó al millón de votos (unos 285 mil menos que en 2018), perdiendo el Senado y la Cámara de diputados en manos de los colorados y sintiendo a sus espaldas la irrupción de un candidato antisistema, revolucionario y profundamente nacionalista, "Payo" Cubas, que asoma como la genuina segunda fuerza política del país. 

Así como los medios afines a la Concertación erraron su pronóstico, hoy también algunos empezaron fallar en su diagnóstico. Mientras ABC Color titula que el electorado optó por el "continuismo", muchos periodistas hablan de una alta participación electoral. Ni uno ni lo otro. 

De hecho, los datos manifiestan que los paraguayos acudieron a las urnas sin superar su techo común: poco más del 60 %, número perfecto para el oficialismo porque significa que la Concertación no tuvo poder de convencimiento para llevar nuevos electores no partidistas a las mesas de votación. 

Efraín solo sumó los votos duros de la maquinaria liberal y Soledad, la enaltecida y destacada compañera de fórmula, solo caló en la juventud del Departamento Central por su vasta preparación y buen currículum. Pero la tecnócrata no jugó un papel preponderante en estos comicios y su primer anillo tampoco consiguió escaños en el Congreso. 

El opositor Efráin Alegre habla con la prensa sobre la victoria de Santiago Peña como presidente electo, hoy en Asunción (Paraguay). EFE/ Fernando Franceschelli

La Concertación, básicamente, que se vendió como una alianza histórica, estrechando nexos entre campesinos, grupos conservadores y progresistas, terminó fallando estrepitosamente. Ni siquiera el verso de combatir a la mafia, señalando los vínculos de Cartes con el crimen trasnacional, fue un factor definitivo para motivar al electorado a acudir masivamente a las mesas de votación. 

¿Fortalecido el oficialismo?

Hoy los medios del grupo Cartes, liderados por el diario La Nación, celebran un triunfo histórico para el Partido Colorado. Explican que el oficialismo salió fortalecido de los comicios y que la oposición, en cambio, se encuentra dividida y reducida por falta de "credibilidad". 

Parte del relato es cierto: los colorados tienen el Gobierno más sólido de la historia moderna a pesar del contexto poco favorable —partido dividido y descontento popular—, pero también yace a sus espaldas un monstruo que amenaza al establishment político bipartidista y va creciendo a un ritmo imprevisto. 

Payo Cubas demostró el 30 de abril que, sin estructura política y gran poderío económico, fue capaz de posicionarse a solo cuatro puntos porcentuales de Efraín Alegre. Una diferencia absolutamente simbólica si se considera que una parte importante de su propio electorado votó al candidato sin convencimiento, apostando únicamente a la alternancia. 

Al final del día fue Payo quien, genuinamente, logró movilizar a las personas por su proyecto político. 23 % del electorado que no se identifica con el sistema y la clase política tradicional y que quiere soluciones para los furiosos problemas actuales del país. 

El presidente electo del Paraguay, Santiago Peña. EFE

Ese 23 % que votó a Payo, lo explica bien el periodista de investigación Juan Carlos Lezcano, forma parte de ese sector profundamente humilde que se siente desamparado y ve en Cubas una figura cuasi mesiánica capaz de revolucionar el sistema político paraguayo, la gran promesa de Cubas.

Tanto Peña, a pesar de su triunfo aplastante, como Efraín, en su humillante derrota, solo pueden decir que movilizaron a su base partidista. En cambio Payo puede hablar de que firmó historia conformando una inédita tercera (o segunda) fuerza política que, si suma el núcleo duro liberal, en números, supera en al techo colorado de casi 1.300.000 de votos.

El discurso revolucionario de Cubas que convenció al electorado

Una sola cosa quedó clara en las elecciones de Paraguay: el progresismo no tiene mucho futuro. El conservadurismo es la única opción viable para ser oficialismo, oposición seria o generar un cambio estructural en un país profundamente cristiano y, especialmente, católico. 

Payo, la sorpresa de la jornada, es un personaje difícil de encasillar ideológicamente, algo que no sorprende pues es un declarado admirador del presidente salvadoreño Nayib Bukele.

Idealmente, en los medios paraguayos, Cubas se define como anarquista, pero en una entrevista con la agencia EFE dijo que es republicano y nacionalista.

Justamente en esa conversación hace su presentación a la comunidad internacional y es donde mejor define sus propuestas políticas e ideológicas, animándose incluso a admitir que Estados Unidos (la Administración Biden) cometió un error "geoestratégico" al sancionar y declarar al expresidente Cartes como "significativamente corrupto" en plena campaña electoral porque lo convirtió en una "víctima". 

"Se equivocaron. Ellos debieron haber esperado que pasaran estas elecciones y después llevarlo a Guantánamo, a donde quieran, pero no ahora. Este momento es muy sensible", espetó.

Justamente, el líder de Cruzada Nacional, es uno de los mayores críticos de Cartes, a quien sin vueltas lo tacha de mafioso. 

En la entrevista con EFE, Payo afirmó que su proyecto no sería "la alternancia" —como afirmaron las principales voces de la Concertación en diferentes ocasiones— sino "la revolución radical desde el punto de vista civil". El cambio que Efraín Alegre no logró representar popularmente, el anarquista sí logró imponerlo en el juego de narrativas.

Las formas de Payo y sus ideas son tan polémicas como efectivas para convencer a quien no se siente representado por el sistema: "Critico a esta democracia, que no ha dado de comer ni ha educado a la gente". 

Por ello arguye "que aquí realmente hace falta, primero, una revolución electoral, que se va a dar el 30 de abril, posiblemente, y luego, toda una revolución al interior del Estado paraguayo". 

Payo, por cierto, es todo un personaje: nació en Washington, la capital americana; fue destituido del Senado en su momento por mal comportamiento, se subió a autobuses a "regañar" a los ciudadanos paraguayos llamándolos cobardes, algo que le valió viralización y críticas; le echó agua a sus excolegas congresistas y hasta le pegó a un policía por estar obeso. En sus discursos, a menudo soeces, también hace muy buen uso del idioma guaraní, la segunda lengua oficial del Paraguay junto al español, un idioma ancestral hablado por millones que tiene un peso especial en el interior del país, pues para el paraguayo representa una cualidad distintiva y representativa de su nación y los valores tradicionales. 

24/04/2023.- El candidato presidencial Paraguayo Cubas participa en una concentración de campaña, el 23 de abril de 2023 en Asunción (Paraguay). EFE

En sus propuestas Payo destaca por hablar de temas sensibles abandonados por los políticos tradicionales: reducir considerablemente el presupuesto del Estado a los empleados públicos, imponer la pena de muerte al que robe, devolver al Estado las tierras mal habidas en la época de la dictadura y la unificación de las fuerzas públicas. 

El propio Cubas admite que, de llegar al poder, impondrá un Estado de excepción por cinco años con militares y policías, siguiendo el ejemplo de Bukele en El Salvador, de quien destacó su "eclecticismo" y su capacidad para llevar adelante sus proyectos políticos.

Por ejemplo, Payo destaca la capacidad del salvadoreño para respetar la libre oferta y demanda con la intervención del Estado y promete un destino similar para el país sudamericano.

"Acá en Paraguay así va a ser: hay que regular los precios de la canasta básica familiar, porque acá no existen monopolios, existen oligopolios y ése es el problema más grave que tenemos hoy", dijo el outsider a EFE. 

Quizás hoy, primero de mayo, el Partido Colorado puede celebrar que esquivó la bala fallida de la Concertación. Pero si el Partido Liberal continúa en su proceso de desidentificación política, alejando los votos indecisos y destruyendo su propio techo, en unos años tendrá un outsider con poder de convencimiento y fortalecido con recursos económicos importantes. 

Cubas es, sin dudas, la nueva figura revolucionaria de la política latinoamericana que quiere presentarse como el líder mesiánico de los paraguayos subrepresentados. Algo que sucedió en otros países de la región y no tuvo buenas consecuencias.

Al momento de publicar este artículo, seguidores de Cubas se manifiestan en la capital paraguaya, Asunción, y Ciudad del Este, denunciando fraude electoral. 

Mientras tanto, los cascos azules ya están preparados para reprimir cuando Payo, en televisión nacional, le pide a sus seguidores incendiar el país animándoles a que "mueran por la causa si es necesario".

 

Emmanuel Rondón

Periodista y editor de Americano Media. Especializado en política americana, análisis de medios y deportes. 

Emmanuel Rondón

Periodista y editor de Americano Media. Especializado en política americana, análisis de medios y deportes. 

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