El nuevo presidente de Brasil, el socialista Luiz Inácio Lula da Silva, en el mismo día de su investidura, firmó un total de trece decretos, que en su mayoría preparan el terreno para una amplia revisión de muchas de las políticas impulsadas por el anterior Gobierno de Bolsonaro.
En materia de armas, Lula suspendió la emisión de nuevos permisos para la compra y la creación de clubes de tiro, ordenó que sea hecho un nuevo registro de todo el armamento adquirido por civiles en los últimos cuatro años y que se cree en el Gobierno un grupo de trabajo dedicado a desarmar la población.
Lula también decidió revocar un decreto dictado por Bolsonaro en los últimos días de su mandato, según el cual se ampliaban las licencias para la explotación de recursos minerales en la región amazónica.
Otra decisión formalizada por Lula, que fue una de las promesas de su campaña, ha sido determinar que sea revisada en un plazo de 30 días una serie de decretos de Bolsonaro que habían establecido un secreto de cien años sobre diversas cuestiones de la administración pública o incluso sobre asuntos personales del ahora exmandatario y su familia.
Entre estos últimos, Bolsonaro había incluido en esa información clasificada todo lo relativo a su salud.
Otro de los decretos firmados este domingo por Lula también dio cumplimiento a una de sus promesas de campaña y excluyó de un plan de privatizaciones elaborado por el Gobierno de Bolsonaro a las estatales Petrobras, Correos y Empresa Brasil de Comunicación (EBC).