Quienes intentan cruzar la frondosa e inhóspita selva del Darién se encontrarán en su camino con, al menos cuatro ríos, haciendo que el tránsito sea sumamente complejo, que además en algunos puntos tiene tal virulencia en sus corrientes que un paso en falso hará que la persona sea arrastrada río abajo.
Este es solo uno de los múltiples desafíos que enfrentan a diario miles de migrantes en su camino hacia Estados Unidos o Canadá, destinos finales que albergan toda la esperanza necesaria para recorrer la peligrosa ruta que atraviesa la selva del Darién.
Para saber más, la Voz de América se puso en contacto con Médicos Sin Fronteras y desde la entidad aseguran que las medidas impuestas por los Gobiernos que buscan contener el flujo de migrantes, o el cierre de fronteras, suelen exponer a los migrantes a la vulnerabilidad y a las redes de tráfico de personas.
Natalia Romero, gestora de comunicaciones de la organización Médicos sin Fronteras en Panamá y Colombia, recalcó que “migrar no es un delito, la movilidad humana es un derecho”, y por tanto extendió su llamado a garantizar nuevas rutas que permitan la seguridad de los migrantes.
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