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Inter sueña con Estambul tras doblegar a un pálido Milan

El conjunto rossonero —que nunca antes había perdido con un equipo italiano por Champions— apenas sobrevivió a una noche que pudo deparar en una goleada histórica

Miércoles, 10 de mayo de 2023 a las 21:26

Por Emmanuel Rondón

Miércoles, 10 de mayo de 2023 a las 21: 26
Inter venció al Milan, por 0-2, en la ida de las semifinales de la Champions. EFE

"Los clásicos no se juegan, se ganan", reza una de las más grandes máximas del fútbol, a menudo citada en la previa de cada partido importante entre rivales históricos para justificar la falta de claridad; las largas secuencias de pase o la falta de atrevimiento para gambetear por el nerviosismo que implica jugar en un escenario de máxima exigencia. Hoy el Inter de Milán, con una valentía encomiable, destruyó ese argumento ante su máximo rival, el Milan, en unas semifinales de Champions ante más de 70,000 hinchas rossoneri

Fue un 0-2 a favor del conjunto neroazzurro, un marcador que no refleja el trámite de un partido que pudo premiar a los de Simone Inzaghi con una diferencia mucho mayor. 

El partido de hoy, al menos en el primer tiempo, pareció un calco de la final de Supercopa de Italia disputada en Arabia, donde Inter despachó al Milan por 3-0.

En aquella ocasión, el tres veces campeón de Europa se puso en ventaja con rapidez por intermedio de Dimarco y Dzeko. Esta noche no fue diferente: apenas siete minutos de haber iniciado el cotejo, cuando el Milan aún se sentía 'igual' al Inter, el bosnio echó todo su oficio y jerarquía sobre Calabria, anticipando con zurda un tenso córner cobrado por Hakan Çalhanoğlu, estampando el 0-1 ante un incrédulo Maignan y provocando el estallido de la afamada Curva Nord.

De allí en más, el Inter soñó y Milan no pudo salir de una horrible pesadilla. Lautaro, indetectable para Kjaer y Tomori, capitaneó la ofensiva sin necesidad de marcar. Sus giros, apoyos y conexiones con los volantes y carrileros fueron la clave para encontrar las goteras de la pobre resistencia milanista. 

De hecho, aunque la tiranía de los datos no lo reconozca, suyo fue el "pase a gol" que permitió el tanto de Mkhitaryan. Sin tocarla; Lautaro dio sentido a la enorme combinación de Barella y Dimarco por izquierda, dejando pasar un tenso pase del carrilero italiano que encontró al armenio sin oposición en la medialuna para desafiar a un solitario Maignan, que no pudo hacer un milagro para impedir el 0-2 en solo once minutos.

Fue por ello que Mkhitaryan, Hakan, Barella y el propio Dzeko se dieron un festín por dentro. Mientras el mediocampo del Milan emparejaba sus marcas, Lautaro aparecía a espaldas de los volantes dándole coherencia y continuidad a todas las secuencias de pase neroazzurras. Aunado a ello, la superioridad de Barella sobre sus pares tuvo un peso particular: no hubo un duelo, toque o conducción donde no se notara la calidad del mejor mediocampista de Italia. Acaso uno de los jugadores más estéticos y completos de los últimos años. 

Por varios pasajes, el desarrollo fue un baile. Los tiempos, manejados por Hakan, parecían ir a un ritmo idóneo para el Inter. Milan, confundido, perseguía las sombras de Lautaro, Dzeko y Barella. Dimarco y Bastoni por izquierda fueron una dupla incontenible para avanzar y generar superioridad. Por derecha, Dumfries y Darmian se volvieron un muro para frenar a Theo y Saelemaekers, quien no pudo llenar los botines de Leao. 

Giroud, aislado, se metió en el bolsillo de un sobrio Acerbi y Onana fue un espectador más en la primera mitad. Tonali intentó hacerse cargo del medio y llevar a su equipo para adelante, sobre todo tras la lesión de Bennacer, pero se vio claramente superado. La actitud no siempre alcanza para cambiar la dinámica del juego. 

Pudo ser peor para el Milan

La serie se pudo haber terminado rápido cuando Çalhanoğlu reventó el palo, con un remate irrefrenable que casi se transforma en uno de los grandes goles de la presente Champions. Maignan también sostuvo a su equipo en los momentos de zozobra con una gran atajada a Mkhitaryan cerrando las piernas, quien remató en el corazón del área tras una habilitación lujosa de Barella. 

Martínez también tuvo sus oportunidades, aunque no demasiado claras, para sellar la eliminatoria. Su finura para girarse y generar ventajas para sus compañeros no tuvo el premio de un mano a mano en los casi 80 minutos que disputó. Una pena para el argentino, que está cerrando el año al mismo nivel con el que inició la temporada, en la previa del Mundial. 

La exhibición del Inter fue tal que Díaz, acaso la única vía creatividad de un pálido Milan, apenas tuvo oportunidades para conducir la pelota. Su partido pasó casi desapercibido hasta que en la segunda mitad pudo encontrar espacios, encarar y sacar un remate peligroso que siguió bien un Onana con ganas de ensuciarse el uniforme. 

Los de Pioli salieron al complemento con una actitud diferente, igual que el Inter, que por tramos se relajó sabiendo que iba a encontrar espacios por la necesidad del rival. Allí el siete veces ganador de la Champions pudo conectar algunos jabs. Un mano a mano de Junior Messias, muy mal resuelto por el extremo, y un remate al palo de Tonali pudieron cambiar la historia de la ida, pero los verticales hoy decidieron escupir para afuera. 

Aún así, con todo y el bajón de rendimiento tras el descanso, Inter pudo definirlo en los pies de Dzeko y Gagliadirni. El primero fallando ante Maignan tras un jugadón de Bastoni; y el segundo por nublarse y no definir en una acción de claro control y tiro. Esas jugadas que, en caso de complicarse la serie, son las que causan lamento. 

En todo caso, el Inter dio un gran primer golpe, dejando a su gran rival al borde del KO. Si el Milan no tocó la lona hoy, fue más por la falta de colmillo del neroazzurri que por mérito propio. De hecho, el 0-2, visto lo visto, es un resultado que hoy el rossonero debe celebrar, porque esquivaron una muerte temprana y aún conservan posibilidades de remontarlo. 

Mucho dependerá de si vuelven o no Leao y Bennacer, dos de los futbolistas más talentosos del equipo dirigido por Pioli. 

El Inter, en cambio, necesita apegarse a su libreto y no subestimar la serie. La superioridad hay que ejercerla en todo momento, sobre todo en la ventaja, pues en la Champions no hay que tener misericordia.

El próximo martes se definirá si el sueño de llegar a Estambul se convierte, finalmente, en realidad. 

Emmanuel Rondón

Periodista y editor de Americano Media. Especializado en política americana, análisis de medios y deportes. 

Emmanuel Rondón

Periodista y editor de Americano Media. Especializado en política americana, análisis de medios y deportes. 

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