Los mercados están alterados y con pánico. El decimosexto prestamista de los Estados Unidos, Silicon Valley Bank (SVB), se fue a la bancarrota luego de cometer, lo que describen los críticos, como un pecado financiero: endeudarse con préstamos de corto plazo para invertir en activos que darán retornos al muy largo plazo.
Sin embargo, más allá de los errores puntuales de la gerencia del SVB —que son múltiples—, la quiebra de esta entidad también deja expuestas algunas debilidades del sistema financiero que hoy obligan a la Reserva Federal (FED) a intervenir y garantizar el respaldo y la liquidez de los bancos y entidades elegibles para asegurar las necesidades de los clientes. Todo ello para evitar una "corrida masiva" —el efecto que terminó arruinando a SVB— en todo el sistema.
Antes de la apertura de la bolsa de Wall Street de este lunes, el First Republic Bank fue la entidad más afectada en el mercado de valores, con una caída del 62 % en sus acciones. Otras entidades bancarias también se vieron fuertemente golpeadas: Western Alliance Bancorp (-61 %), PacWest Bancorp (-24 %) o Zions Bancorporation (-21 %).
A pesar de ello, los grandes bancos del país, como JP Morgan Chase, Bank of America, City Group o Wells Fargo, parecieron resistir la crisis y no se vieron arrastrados por el pánico desatado por la quiebra de SVB.
El presidente Joe Biden tuvo que dar la cara ante los medios de prensa para disipar los fantasmas de una crisis financiera como la del 2008 asegurando que todos los clientes del SVB tendrán su dinero disponible a partir del corriente lunes, que los actuales directivos de la entidad serán despedidos y que los contribuyentes no pagarán un centavo del rescate.
"Sus depósitos estarán ahí cuando los necesiten", dijo Biden en una breve intervención ante la prensa un día después de que los órganos reguladores lanzaran un plan para proteger los depósitos del SVB. "Los estadounidenses pueden tener confianza en que el sistema bancario es seguro. (...) En mi Administración nada ni nadie está por encima de la ley".
¿Pero qué ocurrió exactamente con el SVB y por qué su quiebra expone al sistema financiero?
Errores significativos de gestión y una regulación dañina
Lo primero que se debe tener en cuenta es que SVB no es un banco típico. La entidad es conocida por apoyar fuertemente a las startups, a diferencia de otras firmas financieras más tradicionales. Por ende, SVB se hizo fuerte en este sector del mercado y consiguió una cartera de clientes importante, no solo contando con empresas emergentes de tecnología, sino también con muchas de las firmas de inversión más conocidas de la industria.
De acuerdo con un reporte de The Economist, uno de los grandes problemas de SBV es que sus depósitos se multiplicaron por más de cuatro —de 44.000 millones de dólares a finales de 2017 a 189.000 millones de dólares a finales de 2021—, mientras que su cartera de préstamos solo aumentó de 23.000 a 66.000 millones de dólares.
Esto se dio porque en 2021 el mercado de valores estaba en alza, las tasas de interés eran muy bajas (casi cero) y el dinero fluía al sector tecnológico, por lo que muchas startups confiaron su dinero en Silicon Valley Bank y la entidad tomó la decisión de invertir esos fondos en bonos a largo plazo.
"Dado que los bancos ganan dinero con el diferencial entre el tipo de interés que pagan por los depósitos (a menudo nada) y el tipo que les pagan los prestatarios, tener una base de depósitos mucho mayor que la cartera de préstamos es un problema", se lee en el artículo de The Economist. "SVB necesitaba adquirir otros activos remunerados. A finales de 2021, el banco había invertido 128.000 millones de dólares, principalmente en bonos hipotecarios y bonos del Tesoro".
¿Qué ocurrió? Esos bonos, que parecían bastante seguros, perdieron gran parte de su valor cuando la FED subió las tasas de interés como antídoto para frenar la rampante inflación.
SVB pasó a depender de la estabilidad y la inversión en el sector tecnológico, pero este año el flujo de dinero se desaceleró considerablemente y las empresas emergentes empezaron a retirar sus fondos para costear sus operaciones y gastos. La entidad californiana se vio en la necesidad de vender sus bonos con perdidas de hasta 1.800 millones de dólares y buscar capital de inversión para cubrir con sus obligaciones con los clientes. El pánico se apoderó de los clientes, y llegó la corrida.
Según el New York Times, a pesar de los problemas de liquidez, SVB pudo haber esquivado a la quiebra con un poco más de tacto al momento de hablar con sus clientes, pero no fue el caso: "El banco podría haber sobrevivido a todo esto, pero cuando les explicó a sus clientes (de mala manera) lo que había ocurrido, a algunos les preocupó que el banco estuviera en problemas. Los inversionistas de capital de riesgo se espantaron y les dijeron a las empresas emergentes de su portafolio que retiraran todos los fondos que habían depositado en SVB. Otros clientes vieron eso y también se asustaron, ¡y listo! Pánico bancario".
En conversación con Americano Media, Edgar Fernández Vidal, profesor de finanzas y economía y director de inversiones de Tercio Capital, explicó que la gerencia de SVB cometió múltiples errores de gestión que los llevó a la bancarrota, pero que también hay que considerar el problema de una regulación que incentiva al dinero fácil. Entre los principales errores destaca que SVB en los últimos dos años incrementó su balance de depósitos “de forma muy exagerada” gracias a la bonanza de las startups y las inversiones de Venture Capital “que hizo que muchas empresas tuvieran cuentas corrientes con el banco muy importantes”.
“Cuando un banco aumenta así sus pasivos (las cuentas corrientes son pasivos para los bancos) se ven obligados a invertir ese capital. El problema de SVB es que invirtió en activos respaldados por hipotecas sin cubrir el riesgo de tipo de interés. Entonces lo que pasa es que con las subidas de tipos de la FED estos activos que compraron con una duración muy larga, pierden valor", dijo Fernández Vidal. "Esto no es un problema mientras los bancos tengan estos activos reconocidos hasta vencimiento, pero cuando hay retiradas de depósitos tienen que liquidar estos activos a un precio muy inferior al que compraron y se producen pérdidas. Estas son las primeras pérdidas que declararon la semana pasada con la venta de parte de sus activos, que fue equivalente a todos los beneficios del banco del año 2021".
Por ejemplo, en un artículo del Wall Street Journal se puntualiza que SVB pasó 8 meses sin tener ningún funcionario a cargo de la Gestión de Riesgo en sus inversiones, algo que simplemente un banco tradicional y de calidad no puede permitirse.
Sin embargo, a pesar de todos los errores que pudo cometer SVB, Fernández Vidal señala que el "problema del descalce de plazos (tener depósitos a corto plazo que financian inversiones a largo plazo) es generalizado en toda la industria y gran parte de la culpa recae en la regulación que prácticamente obliga a los bancos a invertir en estos activos para conseguir un retorno que pueda compensar el coste de sus pasivos".
Según el profesor de finanzas, "La FED con su política de tipos de interés bajos es muy responsable de esta situación, y la regulación bancaria que obliga a tomar riesgos innecesarios también". Aunque también destaca que la reserva hizo bien al rescatar a los depositantes y dejando quebrar a los accionistas y bonistas del banco.
¿Puede llegar una crisis financiera?
Los reguladores, ante el temor de que se produjera una crisis de confianza en el sistema financiero, actuaron en conjunto durante el fin de semana para asegurar al público que todos los depósitos de SVB estarán protegidos con nuevos fondos de emergencia. Incluyendo aquellos cuyos fondos que exceden el nivel máximo asegurado por el Gobierno, que son 250.000 dólares.
Asimismo, la Reserva Federal anunció este lunes que ofrecerá asistencia a través de un nuevo programa de financiamiento para que los bancos puedan obtener préstamos en una potencial crisis.
Los reguladores actuaron con rapidez y lograron frenar una crisis de confianza y una corrida masiva de las entidades financieras.
No obstante, según el economista e inversor Juan Felipe Vélez, no hay que tomar el caso de SVB a la ligera y se debe profundizar en el problema de fondo que desencadenó esta crisis: los incentivos dañinos.
“SVB no es un JP Morgan en el presente, o un Lehman Brothers en el 2008. Y si bien la bancarrota de cualquier banco representa un riesgo sistémico grande, no creo que SVB pueda desatar por sí sola una crisis”, explicó el economista. “Dicho esto, el foco del asunto no debe ser SVB”.
“El problema son tantos años de dinero fácil que por fin están llegando a implosionar. El problema no es que SVB haya hecho, el problema es que muchos jugadores incentivados por un crédito barato en 2020-2021 asumieron pasivos que, con el alza en las tasas de interés y la desaceleración en la actividad económica, no serán capaces de responder”, continuó Vélez.
“Esto es el riesgo real, que otros bancos hayan incurrido en la misma conducta de SVB, incentivados por el dinero fácil, y hoy con el alza en las tasas de interés generen pérdidas millones de dólares a sus clientes”, sentenció. “Esto es una muestra como una política monetaria en extremo laxa genera un escenario de incentivos perversos en los mercados como el que estamos viendo con SVB”.
Emmanuel Rondón
Periodista y editor de Americano Media. Especializado en política americana, análisis de medios y deportes.
Emmanuel Rondón
Periodista y editor de Americano Media. Especializado en política americana, análisis de medios y deportes.