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Entrevista con el viceministro de Juventud Gareth Stella – Gobierno – Política

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La cita fue en la esquina de la carrera 7.ª con calle 22, en pleno centro de Bogotá. Gareth Sella sabía que la entrevista no sería ni en su oficina ni en un café, sino en ese pasaje peatonal en frente del lugar exacto donde recibió el 24 de febrero de 2021 un disparo en el ojo izquierdo, cuando participaba en una jornada de movilizaciones de ese día.

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Así como esta entrevista, diferente, va a ser mi Viceministerio”, anticipó el joven de 26 años, que se posesionó formalmente en su cargo el 11 de octubre, antes de comenzar la conversación que tuvo con EL TIEMPO.

¿No le parece paradójico ser víctima de represión estatal y ahora ser un alto representante del Estado? ¿Se siente reparado de alguna forma?

De esto no busco una reparación. Este cargo, para mí, se corresponde con mis pensamientos ideológicos y con mi propósito de cambiar y transformar este país desde la calle donde fui violentado, desde el arte, o desde la política y la institucionalidad. Mi vida no se resume en la violencia que viví. Tengo una consciencia revolucionaria que quiere garantizar que haya vida digna para los jóvenes En ese sentido, hay que cambiar muchas cosas, y estoy aquí para encontrar los diferentes mecanismos. Por eso no me parece paradójico, sino poético.

¿En qué va su denuncia ante la justicia?

Después de que me dispararan, se inició un proceso que no ha avanzado en absolutamente nada. No he tenido ni una citación. El caso está trancado, como la gran mayoría de los casos de las víctimas de trauma ocular, de brutalidad policial y de crímenes de Estado.

¿Alguna de sus tareas dentro del Viceministerio se focalizará en ayudar a jóvenes víctimas de represión estatal?

Seguramente lo haremos de varias formas, porque nuestro Viceministerio busca la garantía de derechos para la Juventud y sin duda trabajaremos para que haya la garantía de justicia, de reparación, de acceso a la salud. Nos articularemos con otras instituciones y también nos interesa mucho la asociatividad, la juntanza y la posibilidad de generar una economía popular para las juventudes, en donde habrá este tipo de oportunidades para cambiar y transformar sus vidas.

Gareth Steven Sella fue herido en protestas.

Su nombramiento se criticó fuertemente por su falta de experiencia. Trabajó para algunas entidades del Estado y en proyectos audiovisuales. ¿Qué méritos tiene para llegar al cargo?

Las críticas son entendibles porque la forma de Gobierno a la que estamos acostumbrados garantiza que solo unos lleguen a este tipo de cargos. Yo creo que, si el Viceministerio de Juventud hubiera nacido en otro Gobierno, el viceministro seguramente sería alguien con un apellido Uribe, Gaviria o Lleras. O sea, sería un hijo o nieto de alguien. La gente me critica porque soy cineasta. E incluso si fuera un cineasta hijo de alguien importante no pondrían tanto problema. Lo ponen porque yo soy hijo de un taxista. Eso demuestra un poco de recelo.

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Por otro lado, la preparación se piensa en términos de la academia. Y mi formación se transformó cuando entré al movimiento social y popular. Aunque estudié una carrera en la universidad, fui buen estudiante y me gradué con honores, el movimiento social y popular me educó de otras maneras. En ese sentido, mi formación en términos de gestión y juventudes se ha realizado a través de las formas populares no tradicionales. Desde el movimiento, nos hemos preparado para transformar este país, para ocupar los escenarios de poder y ejercerlo de manera correcta. Entonces, ¿por qué estoy acá? Porque he estado con la juventud popular. El Ministerio de la Igualdad necesita alguien que esté pensándose la juventud popular, excluida, sin garantía de derechos. Y eso no lo enseña la academia.

Claro, se necesita ese sentir de la juventud, sin embargo, entre sus funciones hay tareas que requieren conocimientos básicos en políticas públicas y administración pública. Además, se habla de que los requisitos de carreras afines y otros fueron ampliados para su perfil…

Los requisitos no se cambiaron. Los manuales de funciones se van adaptando. Por ejemplo, hubo un manual de funciones con el cual se posesionaron la vicepresidenta ministra, la persona de Secretaría General, la jefa de la oficina jurídica, entre otros. Pero no puedes usar un solo manual de funciones para estructurar toda una planta para un Ministerio. No es que se cambió para que entrara Gareth, sino que se va adaptando en pro de la política que necesita el Ministerio. ¿Y qué es lo que necesita? Diversidad y eso incluye a las juventudes.

(Además lea: Reacciones tras mensaje del presidente Petro sobre suspensión de relaciones con Israel)

Sobre la implementación de recursos, recuerdo que vengo de hacer cine a nivel de festival y cine popular, y he sido productor de mis cortometrajes, documentales y otros productos audiovisuales. Mi trabajo no lo haré solo. La idea es que este Viceministerio funciones rodeado de la gente, no a sus espaldas. No desde una oficina dictando qué es la política pública de las juventudes, sino desde los territorios, para garantizar la participación de la juventud.

Una de las apuestas en los territorios es Jóvenes en Paz, que depende de su Viceministerio. Esta ha causado polémica por cómo el presidente Petro la replicó: “les vamos a pagar por no matar”, dijo en un evento en Buenaventura. ¿Esa premisa no deja por fuera a los jóvenes que están en contextos vulnerables, mas no de violencia?

Jóvenes en Paz es un proyecto muy bonito, del cual me siento muy honrado de liderar. Ha habido una narrativa desde los medios y la oposición sin indagar a fondo en qué consiste. Este programa busca llegar a las juventudes en condición de pobreza, de riesgos de reclutamiento forzado, de vulnerabilidad. Los beneficiarios no serán delincuentes o criminales, sino jóvenes empobrecidos.

Eso no refiere a que dentro de esto habrá delincuentes o criminales, sino jóvenes empobrecidos en el marco de la violencia y sin acceso a derechos como la salud, vivienda, educación y trabajo. Con Jóvenes en Paz les decimos a los jóvenes que sus vidas no están perdidas, que hay una oferta institucional que no los condena a más violencia. Se les acompañará en lo educativo, en lo laboral y comunitario.

La idea es que ellos retribuyan a la comunidad con trabajo o ayudando a la garantía del derecho a la protección del medio ambiente, por ejemplo. Con esto queremos que se cree un sentido de comunidad para generar un tejido fuerte y que los jóvenes no vuelvan a caer en situaciones de vulnerabilidad de derechos o de violencia.

¿O sea, este programa va más allá del subsidio?

No es un subsidio sino una transferencia condicionada. Está condicionada a que los jóvenes cumplan educándose y aportando a la comunidad. Si el beneficiario no está escolarizado, el fin es que entre a la educación formal y encuentre una oportunidad para transformar su vida. Y está condicionada a su actividad de corresponsabilidad. Es decir, si cumple con la formación y con ayudar a la comunidad en sus necesidades, tendrá la transferencia condicionada.

Esta transferencia busca que los jóvenes vivan en dignidad, que tengan con qué comer para ir a estudiar, para transportarse hasta las instituciones, para vestirse. El mensaje es edúquense y ayuden a su comunidad con todas las garantías.

¿De dónde salió el valor de un millón de pesos como transferencia condicionada?

Antes de que llegáramos, se hizo un estudio en el que tuvieron que ver muchas entidades. Jóvenes en Paz ha tenido varios estudios técnicos en donde se determinó esta media para poder responder con la plena garantía de derechos. Es decir, para que puedan vivir, comer, sostenerse y transformase.

Además de la falta de experiencia, también le critican haber pertenecido a la Primera Línea, un movimiento de jóvenes que salió a las marchas y que fue estigmatizado…

Primero, no había una Primera Línea con un líder o un jefe. Las Primeras Líneas fueron una expresión popular que nacieron en diferentes territorios y son diversas y amplias. Cada una funciona bajo sus propias lógicas. Su concepto era el del autocuidado a una represión policial. Y a estas se unían los jóvenes voluntariamente, sin estar organizados con otros. Entender esto es reconocer la autonomía de las personas a realizar su ejercicio de la protesta como quieran. Y no podemos tildar de criminal a un joven por ponerse un casco para protegerse de un disparo en la cabeza.

¿En ese sentido, usted hizo parte de la Primera Línea?

Mi formación como artista me hace ser una persona sensible. Recuerdo mucho ir en un bus, pasando por el Parque de los Hippies, cuando vi en Twitter que Dylan Cruz había muerto. Ahí sentí que no podía quedarme en Twitter o en mi casa mientras a los jóvenes los estaban matando por manifestarse. Me dolió tanto esa muerte que estuve dispuesto a ponerme en ese lugar de primera línea para que no pasara. Y por esa decisión, no pueden cambiar mi historia ni borrarla y decir que soy un terrorista o vándalo. Estuve ahí porque quiero a la gente y no me he arrepentido de haber estado ahí y que me dispararan. Yo estaba ahí para que me dispararan a mí y no a otra persona.

(Lea además: Atención: Israel condenó declaraciones de Petro y aseguró que ‘avivan el antisemitismo’)

¿Cree que las marchas fueron filtradas?

Si fueron financiadas, no. Recuerdo a chicos sacando escudos de la basura, ¿qué tipo de financiación es esa? ¿Qué tipo de financiación son unos cascos que son supremamente débiles? Ahora estamos viendo cómo chicos de la Primera Línea, que fueron capturados, están saliendo de la cárcel por vencimiento de términos o porque las pruebas eran insuficientes o porque las pruebas fueron alteradas o porque los testimonios fueron falsos. Nosotros insistimos en que los jóvenes no son criminales.

Más que financiación, ¿cree que hubo algún tipo de filtración de personas para azuzar la violencia y los enfrentamientos con la fuerza pública?

Hubo datos y denuncias que corroboraron en varios escenarios que las marchas fueron infiltradas por agentes del Estado, que avivaron la violencia. Se vieron vestidos de civil, agitando y yéndose de la protesta; llegando de civil con policías a ciertos lugares y ahí saliendo a las manifestaciones. Eso no es un secreto. Parra nadie esto es un secreto en el marco de la lógica del enemigo interno.

¿Habrá apoyo desde el Viceministerio a los jóvenes de la primera línea que sigan encarcelados o en algún proceso judicial?

Van a haber apoyos para la juventud. No vamos a discriminar a las juventudes de ninguna manera. Para nosotros las juventudes no están perdidas. Nosotros creemos que las juventudes encarceladas, más allá de las Primeras Líneas, deben tener una garantía de derechos, para que estas personas en algún momento puedan salir y tengan herramientas para vivir.

¿Ha cambiado alguna de las situaciones por las que usted salió a marchar hace unos años con este Gobierno?

Han cambiado muchas cosas, entre ellas, la creación del Ministerio de la Igualdad, con la que decimos que sí estamos pensando en las mujeres, en las personas LGBTIQ+, en los jóvenes, en los pueblos indígenas, afros, campesinos. A las personas les ha costado entender que existe la desigualdad, que no es lo mismo que la pobreza.

Además del Ministerio que es una promesa cumplida, ¿qué otros hechos destaca?

La matrícula cero es fundamental. También rescato que desde el Ministerio de Trabajo se están pensando formas de cualificación para el trabajo comunitario, asociativo y popular. Con la SAE nos estamos pensando espacios donde la juventud pueda crear sus proyectos productivos. En Defensa ha sido importante la iniciativa de empezar a pedir perdón por los crímenes de Estado. Eso tiene que traducirse en unas acciones profundas que garanticen la no repetición de los crímenes. Esto que está pasando nos da un impulso a las víctimas y nos ratifica que hay un Gobierno garante.

¿Y en cuanto a la transformación del Esmad?

La transformación de la Policía sigue siendo parte de los pensamientos del Ministerio de Defensa. Nos interesa es la seguridad en términos de vidas y no de muertes. Para eso hay que hacer transformaciones muy profundas y complejas, porque todo el aparataje de seguridad y defensa se construyó sobre unas ideas. Este Gobierno pide pensarse de una manera distinta. Hay que seguir trabajando, porque la reforma policial no se puede resumir en términos de la protesta. La Policía tiene muchas entidades y la violencia que ejerce no ha sido exclusivo en las protestas. También ha pasado en el marco de la diversidad. Las personas han sido violentadas por ser afros, mujeres, trans, gais, indígenas, por su condición de clase y por ser pobres. Es una discusión muy profunda porque requiere repensarse a la sociedad.

Como viceministro y como víctima de represión policial, ¿va a insistir en la recomendación que hizo la CIDH en su visita al país en 2021 de pasar la Policía al Ministerio del Interior o de Justicia?

Sin duda es una bandera de las juventudes. Sin duda alguna, estamos de acuerdo en que la Policía sea una institución de carácter civil y no militar. Esta es una transformación que no se puede hacer de espaldas a la población, hay que hacerla junto a la gente.

Usted ha promovido las manifestaciones del Gobierno, antes de ser parte formal de este, y por lo que se ha visto en estas, se tiene la sensación de que no son las mismas movilizaciones masivas y con cientos de jóvenes participando en estas como las de hace unos años, ¿ha habido un cambio en las formas de movilizarse? ¿Se ha perdido interés por parte de los jóvenes?

Nosotros crecimos marchando contra ciertos gobiernos, ideas violentas, reformas. Pasar a este escenario es raro para nosotros, pues ahora hay una institucionalidad que busca defender nuestros derechos, que nos invita a construir desde adentro, que nos invita. Estábamos acostumbrados a luchar contra esa institucionalidad y a exigirles. Además, las marchas las avivábamos por la negación de estas, en rechazo a la violencia policial. Y en las marchas del Gobierno, hemos visto que no se violentan los derechos humanos. Eso inspira a otras reacciones. Sé que las juventudes estamos ahí, camellando, movilizándonos y continuando nuestros propios procesos un poco más tranquilos, como huertas comunitarias, de educación popular, de defensa de derechos humanos. La juventud no se ha detenido. Pensar que la juventud no se está moviendo porque no se ve en las marchas es erróneo. También se nos demanda que trabajemos y eso estamos haciendo, trabajando en nuestros territorios, con nuestras comunidades.

Hay unos análisis que dicen que es porque el Presidente ha perdido capacidad de convocatoria en las calles…
Si uno va a los territorios, uno se da cuenta que la gente sigue trabajando. Marchar no es la única forma de movilización. Están los procesos territoriales, populares y sociales. Estos procesos no se han detenido. La convocatoria está en nuestros territorios, en nuestra organización social, en el movimiento social. Ahí la cosa es diferente.

Hubo muchas expectativas con Gabriela Posso, quien fungió como consejera para las Juventudes y venía de la movilización social y de ser consejera para la juventud en Cali, sin embargo, los jóvenes manifestaron inconformidades por su gestión. ¿Qué se puede esperar de su gestión, a sabiendas que viene de un proceso un poco similar al de ella?

La Consejería tenía unas dificultades y era no poder ordenar gasto, por lo que su función fue limitada, casi de aconsejar al Gobierno. Con el Viceministerio hay una oportunidad para trabajar directamente con las juventudes. He hablado con algunos representantes de la plataforma nacional de juventudes y les dije lo que dije en mi discurso del martes, que me están malinterpretando. Les pedí que se revelaran, pero a mí, o sea, que fueran rebeldes conmigo.

Que me pidan, que me exijan, que no me aplaudan ni me feliciten. Si les cumplo, que me pidan más para que hagamos más. Aquí hay una capacidad de organización muy potente y vamos a trabajar con todas las personas que quieran participar a nivel nacional. Las garantías están para que todos nos exijamos y trabajemos en pro de la gente y no de ninguna individualidad.

Natalia Tamayo Gaviria 
Redacción Domingo

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