Varios asistentes al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en su mayoría representantes de organizaciones no gubernamentales, abandonaron la sala en la que se inauguró este lunes en Ginebra la 52 sesión de este órgano, cuando en ella intervino el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein-Amir Abdollahian.
Las oenegés dejaron el hemiciclo en protesta por el "terrorismo de Estado" practicado por el régimen iraní y las trabas que impone al trabajo de estas organizaciones, destacaron algunos de sus representantes a la salida de la Sala de los Derechos Humanos del Palacio de las Naciones, habitual sede del Consejo.
El ministro iraní acusó, mientras se producía este boicot, a "algunos Estados" occidentales de haberse implicado con asistencia financiera y logística a "elementos violentos y terroristas" durante los disturbios iniciados en septiembre de 2022 con la muerte de la joven Mahsa Amini, detenida por no llevar correctamente su velo.
En concreto, Amir-Abdollahian acusó a varios canales de televisión en lengua persa con base en Estados Unidos y Reino Unido de "actuar como propagadores de la violencia".
Coincidiendo con la intervención del ministro, varios cientos de simpatizantes de la oposición iraní y de la comunidad kurda en el exilio se manifestaron frente a la sede europea de la ONU en Ginebra, donde se celebra el Consejo de Derechos Humanos hasta el 4 de abril.
Los manifestantes corearon lemas como "mujer, vida y libertad" y portaron pancartas en las que acusaban de "terrorista" al régimen encabezado desde 1989 por el líder supremo Ali Jameneí.