El presidente Joe Biden ha hecho valer el privilegio ejecutivo sobre el audio de su entrevista con el fiscal especial Robert Hur, que está en el centro de un esfuerzo republicano para acusar al secretario de Justicia, Merrick Garland, de desacato al Congreso, dijo el Departamento de Justicia a los legisladores el jueves.
Esto se produce cuando se espera que la Comisión de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara y la Comisión Judicial celebren una audiencia para recomendar que la Cámara en pleno remita a Garland al Departamento de Justicia por los cargos de desacato por la negativa del departamento a entregar el audio.
Garland informó a Biden en una carta el jueves que el audio cae dentro del alcance del privilegio ejecutivo. Garland le dijo al presidente demócrata que «las necesidades de la comisión son claramente insuficientes para compensar los efectos nocivos que la producción de las grabaciones tendría sobre la integridad y eficacia de investigaciones policiales similares en el futuro».
El Fiscal General Adjunto Carlos Felipe Uriarte instó a los legisladores a no continuar con el esfuerzo de desacato para evitar «un conflicto innecesario e injustificado».
«Es una posición de larga data del Poder Ejecutivo sostenida por administraciones de ambos partidos que un funcionario que afirma el reclamo del privilegio ejecutivo del presidente no puede ser considerado desacato al Congreso», escribió Uriarte.
El abogado de la Casa Blanca, Ed Siskel, escribió el jueves en otra mordaz carta al Congreso que el esfuerzo de los legisladores por obtener la grabación carecía de cualquier propósito legítimo y deja al descubierto su posible objetivo: «cortarlos, distorsionarlos y utilizarlos con fines partidistas». fines políticos.»
El memorando de la Casa Blanca es una admisión tácita de que hay momentos de la entrevista que teme retratar a Biden de manera negativa en un año electoral, y eso podría verse exacerbado por la publicación, o la publicación selectiva, del audio.
La transcripción de la entrevista de Hur mostró a Biden luchando por recordar algunas fechas y ocasionalmente confundiendo algunos detalles (algo que sus asesores de larga data dicen que ha hecho durante años tanto en público como en privado), pero por lo demás mostrando un profundo recuerdo en otras áreas. Biden y sus asistentes son particularmente sensibles a las preguntas sobre su edad. A sus 81 años, es el presidente de mayor edad de la historia y busca otro mandato de cuatro años.
Hur encontró algunas pruebas de que Biden había retenido intencionalmente información clasificada y se la había revelado a un escritor fantasma, pero concluyó que era insuficiente para presentar cargos penales.
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