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lunes, mayo 20, 2024
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La gran remontada

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Para remontar un 0-2 hay que tener agallas. O, mejor, calidad para la recuperación, inteligencia para la finura y jugadores que tengan tras de sí lo mejor del juego: la experiencia de hacerlo bien. Lewandovski fue el artífice de la organización de esta batalla, que acogió en su seno a un recién llegado, Cancelo, y a todo el equipo, que supo pronto que sólo llorando no se llega a ningún lado, ni en el fútbol, ni en la vida. 

El Barça derrotado supo en seguida que el abismo lo tenía cerca y, en lugar de arrojarse en manos de la desidia de darse por perdido, agarró los bártulos necesarios para hacer de la necesidad varias virtudes, las que quedan dichas al principio.

Fue una rectificación notable la que acometió el equipo más equivocado de lo que va de temporada. Es imposible imaginar que las goleadas precedentes no dejaran, en la memoria de jugar, otra cosa que defectos reiterados, que afectaron sobre todo a una defensa que parecía de papel. Vender a Ter Stegen es un pecado mortal en un partido de LaLiga, y en eso cayeron los que guardan ese tesoro que es el portero alemán como si estuvieran poniendo a prueba al mejor de los cancerberos de Europa.

No hubo resignación sino fútbol en los minutos en que el Barça volvió a sentir el viento que se produce cuando ya despejas la cabeza. Mientras ocurría el desastre me acordé de una frase de Albert Camus (que por cierto fue portero antes que escritor) en la que advertía de los efectos que tiene el hecho de dejar hacer lo más importante. En el caso del Barcelona, ahora, era no perder, y estaba (y esta es la frase del autor de El extranjero) “tocando a la puerta de la desgracia”. Y así pensé titular el mea culpa del equipo, pues ese resultado (0-2) advertía de futuros difíciles. 

La desgracia viró su rumbo, y cayó del lado del noble equipo de Iago Aspas. Yo me senté ante la máquina de escribir con la alegría de un porvenir de oro para un equipo que, en la primera parte, fue realmente de plomo, como las derrotas. 

Ahora el Barça que iba hacia el abismo tiene ya una experiencia nueva: puede ganar si no se rinde. Puede ganar si juega bien. Puede ganar si arropa a Ter Stegen. Puede ganar. Lo puede todo. 

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