Miles de migrantes, muchos de ellos venezolanos, continúan entrando entre alambradas y tras cruzar el Río Grande, a EEUU. Tienen la esperanza de salir adelante mientras argumentan que la violencia, la falta de oportunidades, los sacan de sus países.
FotoVOA
Miles de migrantes, muchos de ellos venezolanos, continúan llegando a Estados Unidos tras largas y peligrosas travesías por varios países de América Latina.
Pasan las once de la noche y las alambradas se abren: hombres, mujeres y menores entran a territorio de Estados Unidos. Llegan mojados después de cruzar el Río Grande.
Casi todos han atravesado pueblos, ciudades, la selva y vivido tantas malas experiencias que cuentan a todo el que pregunte, pero el llanto de muchos es por alegría, por lo que puede llegar, lloran porque tienen esperanzas, según ellos narran una vez en suelo estadounidense.
La Voz de América lo constató hasta bien entrada la noche del lunes en el punto fronterizo de Eagle Pass, una ciudad ubicada en el condado de Maverick en el estado de Texas, donde de acuerdo con el censo más reciente de 2020 tenía una población de entonces era de unos 28.130 habitantes.
En la madrugada del lunes, al igual que temprano en el día, la VOA fue testigo de que la Guardia Nacional removía cada cierto tiempo y en varias ocasiones partes del alambre de púas derribado por los migrantes para cruzar y pocos minutos después instalaban una nueva alambrada.