Ronald Reagan es considerado por muchos el mejor presidente del último siglo. Este 6 de febrero de 2023 es el aniversario 112 de su cumpleaños y dedicaré unos párrafos a recordar su extraordinario legado. Reagan no solo dio un giro a la situación que vivía Estados Unidos en los setenta, sino que dejó toda una doctrina sobre cómo llevar bien un país y cambió la historia mundial.
Uno de los grandes legados del republicano fue restaurar la economía. Después de los desastres que tuvieron lugar en los años setenta, los americanos parecían ya rendidos a soportar una alta inflación, altos impuestos, escasez de gasolina y en general una elevadísima intervención estatal. Reagan llegó al poder para recordar que el Gobierno no genera crecimiento sino que es el sector privado el creador de la riqueza.
Una de sus más famosas frases es: "Las palabras más aterradoras en inglés son: soy del Gobierno y estoy aquí para ayudar". Reagan empezó un gran programa de privatización, bajó impuestos y en general disminuyó la intervención del Estado en la actividad productiva. Señalaba insistentemente que si algo podía hacer el Gobierno por los ciudadanos era crear el ambiente correcto para que la actividad económica pudiera florecer.
Con sus discursos, pero sobre todo en la práctica, Reagan dio clases de economía a todo el país. Demostró a los americanos, una vez más, que el capitalismo es la solución. Bajo su gobierno logró el período más largo de crecimiento económico en tiempos de paz en la historia de este país; consiguió un número récord de creación de empresas; también alcanzó un número récord de nuevos puestos de trabajo.
El republicano también hizo un gran trabajo para devolverle a este país su fuerte federalismo. Durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno nacional fue acumulando cada vez más poderes que debilitaron el tan exitoso sistema federal de Estados Unidos, el gobierno de Reagan revirtió eso reduciendo el enorme poder que había capturado Washington y devolviendo poder a los diferentes estados —que son gobiernos más pequeños y más cercanos a sus habitantes— para que volvieran a crear sus propios planes y a usar su creatividad y situaciones particulares para beneficiar a cada comunidad.
Otro de los legados más fundamentales de Reagan fue su estrategia para la paz y su política internacional. "La paz no es la ausencia de conflicto, sino la capacidad de afrontar el conflicto por medios pacíficos", dijo el hombre que ganó la Guerra Fría. Cuando Reagan asumió la presidencia, Estados Unidos llevaba décadas intentando, por vías diplomáticas y militares, frenar el avance del comunismo, que ya había llegado incluso a Latinoamérica y a África, pero Reagan llegó decidido a cambiar la estrategia, que desde que asumió el poder sería: "Nosotros ganamos y ellos pierden".
Durante mucho tiempo Estados Unidos permitió que el régimen soviético tomara el control de las negociaciones por miedo a que se rompieran los diálogos. Reagan cambió eso, su discurso, desde el principio, fue completamente diferente a la posición de miedo y cobardía que hasta el momento había tenido América. Reagan trabajó en volver a Estados Unidos, de nuevo, un país militarmente poderoso, para así negociar desde una posición de fuerza, luego siguió con las negociaciones pero sin entregar el control, como sí hicieron los gobiernos anteriores.
Cuando la Unión Soviética le dio a Reagan el ultimátum de que dejaría de negociar si se desplegaban misiles nucleares de alcance intermedio en Europa, Reagan respondió desplegando los misiles, pero tal como lo predijo el presidente republicano, los soviéticos volvieron a la mesa.
La estrategia comunicativa disuasiva y de fortaleza de Reagan fue determinante para el fin de la Guerra Fría. Reagan dijo en uno de sus discursos que Occidente debería reconocer que los soviéticos "son el foco del mal en este mundo moderno" y los catalogó como amos de "un imperio del mal". Una de las tantas historias de la época cuenta que el disidente Natan Sharansky vio en el periódico soviético la frase "imperio del mal" y después de eso escribió un mensaje a sus compañeros de prisión asegurando que por fin Occidente tenía un líder que entendía al régimen soviético.
Reagan utilizó su poderoso discurso como arma psicológica y recuperó la superioridad armamentística de Estados Unidos para forzar a Gorbachev, el último líder de la Unión Soviética, a reconocer los desastres del marxismo-leninismo y obligar a los soviéticos a abandonar su estrategia de un comunismo mundial.
Reagan cambió el mundo cuando logró el fin de la Guerra Fría —en palabras de Margaret Thatcher el presidente "logró acabar con la guerra sin disparar un tiro"—, también cambió a Estados Unidos en su política internacional, en su economía y, mucho más importante aún, cambió lo que los americanos creían de sí mismos: Ronald Reagan restauró la confianza de los americanos en su país.