De la miseria a la opulencia

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De la miseria a la opulencia

Las Mercedes, cuyo tamaño compite con la ciudad de Panamá, según los entendidos, muestra esa riqueza fantástica como la hija de la cocaína colombiana que sale por Arauca y el Catatumbo para llenar de dinero los bolsillos de la oligarquía venezolana del delito

Por Fernando Londoño

Lunes, 30 de enero de 2023 a las 09: 15
Lunes, 30 de enero de 2023 a las 09:15
Fotografía: EFE

Desde hace años se habla de la miseria en Venezuela. Ese país, uno de los más ricos del mundo, con las mayores reservas petroleras conocidas, abundante minería, tierra fecunda para producir cuanto se antoje a quien la siembra, costas generosas, clima benévolo, sin presiones demográficas de ninguna especie, era para general envidia la rica, la mil veces rica Venezuela.  

Hoy es la miserable Venezuela. De donde han salido ocho millones de habitantes para buscar, en cualquier parte, un plato de comida, algo de libertad y un mendrugo de seguridad. El mayor éxodo en el mundo de estos tiempos complejos. Venezuela es el más dramático ejemplo de cómo no puede gobernarse un país. Pero a este extremo de pobreza lo llevaron el populismo grotesco de Chávez y la estúpida izquierda de Maduro. ¡Qué combinación!  

Según las últimas noticias, la venezolana gente se atrevió a salir de su casa para reclamar un salario digno y condiciones mínimas de subsistencia. Hasta ese punto veníamos, con el corazón partido y la indignada solidaridad por tanto oprobio.  Pero las cosas han dado un vuelco fenomenal. Y es que ha aparecido, mientras siguen saliendo familias enteras para desafiar el tapón del Darién y jugarse en ello la vida, la noticia de que el barrio más rico y opulento del Continente está en Venezuela. Se llama Las Mercedes y quien quiera puede verlo por Internet, con sus rascacielos, que compiten con los de Catar en sus diseños pasmosos. Con sus almacenes de lujo, poblados con la mejor ropa de las boutiques de París o Milán. Con sus restaurantes espléndidos. Con sus concesionarios de automóviles de alta gama, que no rebajan de Ferrari, y con desafiantes Casinos. Sí señor, allá donde la Ley prohíbe los Casinos.       

¿De dónde salió esta opulencia desafiante para los nuevos ricos de Venezuela? No por supuesto de una Industria liquidada o a punto de estarlo. No de una agricultura tan lamentable que no da para que coma mal la gran mayoría de los venezolanos. No de un turismo que no se asoma. No señor. Nada de eso. Las Mercedes, cuyo tamaño compite con la ciudad de Panamá, según los entendidos, muestra esa riqueza fantástica como la hija de la cocaína colombiana que sale por Arauca y el Catatumbo para llenar de dinero los bolsillos de la oligarquía venezolana del delito. 

Al fin se supo a dónde iban, en parte cuando menos, las sumas gigantescas de dólares que nacen del narcotráfico de aquellas regiones. No hay otra explicación posible. La tiranía de Maduro está montada en ese pedestal de infamia. Y ya entenderán por qué Gustavo Petro dice y repite, y practica, que no libra ni librará guerra contra los cultivos de coca. Va en juego la suerte de su socio político y su amigo entrañable. ¿Entendieron?                                                                            

Fernando Londoño

El autor fue ministro de Interior y Justicia de Colombia y es director político para América Latina de Americano Media.

Fernando Londoño

El autor fue ministro de Interior y Justicia de Colombia y es director político para América Latina de Americano Media.

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