Hace un par de días el gobernador de Florida, Ron DeSantis, firmó la ley que le arrebata a Disney sus privilegios dentro del estado. Ya Disney no podrá funcionar como si fuera un auto-gobierno. Y la medida, aunque sensata, ha sido criticada injustamente por la izquierda, que acusa a DeSantis de ir en contra de la libertad económica.
En una columna en el Wall Street Journal, el gobernador explicó bien por qué decidió firmar la ley que acaba con el estatus especial de Disney. En el texto, DeSantis deja claro que no se trata de ir en contra de la libertad económica. De hecho, pone la lupa sobre la hipocresía de quienes supuestamente defienden la libertad, dándole privilegio a algunas corporaciones.
"Por décadas algunos han hecho campaña a favor de los principios del libre mercado, pero gobiernan como corporativistas —apoyan subsidios, exenciones fiscales y exenciones legislativas para otorgar beneficios especiales a los intereses corporativos arraigados".
"Pero las políticas que benefician a las corporaciones no necesariamente le sirven a los intereses de los americanos y la economía", escribe DeSantis.
Los inaceptables privilegios de Disney
En su columna, el gobernador detalla uno a uno los beneficios que goza Disney y que lo pone sobre otras grandes empresas del mismo mercado en el estado, como Universal Studios o SeaWorld.
"El acuerdo especial de Disney, que data de 1967, es un ejemplo indefendible de bienestar corporativo", apunta.
¿Cuáles eran esos privilegios?
- Trato fiscal favorable
- Posibilidad de tasar sus propiedades y disfrutar de beneficios de mejoras de infraestructura regionales sin pagar impuesto por los proyectos
- Disney estaba eximida de códigos de construcción y prevención de incendio de Florida
- Disney podía construir una central nuclear y utilizar el dominio para apoderarse de propiedades privadas fuera de los límites del distrito
Según explica DeSantis, este "estatus de auto-gobierno perduró porque el incomparable poder político de la empresa en Florida hizo que su acuerdo fuera prácticamente intocable".
"Por más de 50 años, el estado de Florida puso a Disney en un pedestal. Todo eso cambió el año pasado...", escribe el gobernador.
El error de Disney
Ron DeSantis decidió ponerle la lupa a la compañía cuando, por su sesgo ideológico, decidió armar una campaña contra las políticas del Gobierno de Florida.
La controvertida Ley de Derechos de los Padres en la Educación de Florida (atacada por activista bajo el nombre de 'Proyecto Don't Say Gay'), planteaba brindarle a los padres más control sobre la educación estatal de sus hijos. "La ley prohíbe la enseñanza de la sexualidad y la ideología de género en las aulas desde preescolar hasta tercer grado y exige que la enseñanza del sexo en otros grados sea adecuada a su edad".
Aunque es una ley lógica y sensata, causó controversia por activistas que se opusieron coléricamente a ella, argumentando que prohibir la enseñanza sobre sexualidad a niños era homófobo o transfóbico. Y una de las campañas más fuerte contra la ley fue alzada desde los mismos empleados y ejecutivos de Disney.
Hace casi un año, cuando empezó la polémica por el proyecto de ley de DeSantis, Disney anunció que suspendería las donaciones políticas en el estado y dijo que apoyaría a todas aquellas compañías que se opusieran con campañas a la idea.
Disney tomó esa decisión, luego de que empleados en California y altos ejecutivos presionaran para que la compañía se pronunciara al respecto. Por supuesto, Disney cedió a las presiones.
"Cuando las empresas intentan utilizar su poder económico para promover una agenda woke, se convierten en actores políticos y no meramente económicos", escribe DeSantis. "En un entorno así, ceder a las grandes empresas supone ceder el campo de batalla a la izquierda militante".
Por último, en la columna, el gobernador concluye: "La ideología woke es una forma de marxismo cultural. Los líderes deben levantarse y luchar cuando las grandes empresas cometen el error, como lo hizo Disney, de utilizar su poder económico para promover una agenda política".
"Estamos haciendo de Florida el estado donde la economía florece porque somos el estado donde lo woke va a morir".
Es importante acotar, al margen del texto de DeSantis, que no hay nada que vaya más contra la economía de mercado y la libre competencia, que los beneficios estatales a ciertas compañías. Corporativismo, como lo llama DeSantis, o capitalismo de amigotes (crony capitalism), disiente completamente de los principios del libre mercado. Es fundamental que para que una sociedad sea libre el Estado no intervenga, ni siquiera para brindar privilegios.