La prohibición del porte de armas o el Gun control, si se da, está destinada a fallar de la misma manera que la guerra infinita contra las drogas. En el país de la libertad no hay cabida para un Estado absolutista.
No hay manera de resolver un problema cuando la propuesta es atacar la oferta del producto y pasan por alto la estructura del problema que genera la demanda.
¿Alguna vez vieron a un adicto curado por la prohibición de la venta de drogas? No.
Lo mismo para con un asesino en masa, no lo controlas prohibiendo el porte, es irracional y tan ingenuo que se convierte una opción incoherente, destinada a fracasar. Con prohibiciones no se generan valores, todo lo contrario, se produce rebelión.
Esto no es un tema de edades ni de libre acceso, es un problema cultural y educacional que nace del entorno de los individuos. La prohibición de armas no detendrá su circulación. De hecho, el mercado negro crecerá, es inevitable. De igual forma que aumentara la creación de armas caceras.
Esperar resultados distintos aplicando mismas políticas que han fracasado por historia es algo iluso e inocente.
Meses atrás vimos una de las peores masacres ocurridas en la historia de este país, la Masacre de Ubalde, Texas.
Y hay un caso que expone que el problema es cultural. La madre de Salvador Ramos, autor de la masacre de Texas, señaló que su hijo “tuvo sus razones para hacer lo que hizo” y pidió además que no lo juzgaran. Una declaración después de que 18 niños fueran ejecutados de una manera cruel y criminal es algo sin pie y carente de sentido.
Esto demuestra la ruptura de hogar y la falta del rol de cabeza de hogar.
El problema de Ramos no fue su libre acceso a las armas, su problema fue de formación, tanto en el hogar como educacional, esta tragedia fue el resultado de la imprudencia de una familia que dejaron pasar por debajo de la mesa la extraña personalidad del homicida. Un padre siempre debe tomar el control. Lo mismo aplica con Nicolas Cruz, autor de la Masacre de Parkland.
La conocida propuesta del Gun Control generará ese aumento en el mercado negro y el absolutismo del Estado, acabando con la segunda enmienda de los Estados Unidos. De hecho, son los estados demócratas, con mayor nivel de restricciones para el acceso a las armas, los que tienen el mayor índice de criminalidad y violencia.
Y este fenómeno ocurre porque bajo el régimen del Gun Control son los criminales, no la gente de bien, quienes tienen acceso al mercado negro de las armas.
Controversia
Después de los tiroteos masivos, uno en un supermercado en Buffalo, Nueva York, y otros como en la escuela de Parkland en Florida o en una escuela primaria en Uvalde, Texas, los problemas relacionados con el control de armas y la seguridad escolar se han convertido en el centro del discurso nacional e internacional.
Rasmussen Reports publicó una encuesta en mayo de 2022 que arrojó que "el 40% de los probables votantes estadounidenses creen que la salud mental es más culpable de los tiroteos masivos cometidos por hombres jóvenes en Estados Unidos", mientras que el 30% culpa al "acceso a armas de fuego".
Los demócratas se han centrado en gran medida en impulsar nuevas medidas de control de armas, mientras que muchos republicanos han señalado problemas de salud mental, argumentando que las leyes de control de armas propuestas no detendrían a los criminales.
Lo que impulsan los demócratas es, cuanto menos, peligroso. La segunda enmienda es lo que ha llevado a Estados Unidos a no caer en tiranos o dictaduras eternas. Es lo que ha logrado mantener una delincuencia disminuida, y además es lo que ha permitido la ejecución del derecho a la legítima defensa.
Si permitimos que nos quiten el derecho a defendernos en los Estados Unidos, lo pagaremos muy caro. Así como se ha pagado en países como Venezuela y Cuba, cunas de un estado absolutista.
No existe ley de restricción o prohibición para prevenir tiroteos masivos que sea tan efectiva como la formación de hogar y una educación fuerte.