El problema de antisemitismo de los demócratas está empeorando

La congresista Rashida Tlaib, miembro del ‘Squad’ de extrema izquierda, famosa por su historial de comentarios antisemitas, ha alcanzado esta semana un nuevo punto más bajo. Tlaib está organizando un evento del Congreso en el Capitolio de nuestra nación para “lamentar la fundación de Israel,” refiriéndose al hecho histórico como una “catástrofe,” al lado de una gran cantidad de grupos radicales antisemitas. Esto no solo está por debajo del alcance de su cargo, sino que representa odio, puro y simple. Desafortunadamente, este es un patrón demasiado común en el Partido Demócrata de la actualidad. La intolerancia de ellos contra el pueblo judío y su negativa a apoyar a Israel se ha convertido en un fracaso moral. Biden y sus compañeros demócratas han permitido que florezca el antisemitismo en su partido, al negarse a condenar a sus miembros antisemitas, y al implementar políticas que exacerban las peligrosas ideas antisemitas y antiisraelíes.

No olvidemos que esta es la misma Rashida Tlaib que dijo que tenía una "sensación de calma" cuando hablaba del Holocausto y describió a Israel como un "sistema de apartheid violento". Su compañera del ‘Squad’, la congresista Ilhan Omar, comparte estas opiniones intolerantes, y lo demostró acusando a Israel de "hipnotizar al mundo," además que equiparó a las fuerzas de seguridad de Israel con el grupo terrorista asesino Hamas. Es decepcionante, pero no sorprendente: después de todo, el líder de la minoría Hakeem Jeffries, el demócrata de mayor rango en la Cámara, ha defendido apasionadamente a su tío Leonard Jeffries, un antisemita declarado. El representante Jeffries dejó constancia de que defendió a su tío después de que comparó a los judíos con "zorrillos" y describió a la comunidad judía como "malvada". Si ese es el estándar establecido por el liderazgo demócrata, no sorprende que se haya permitido que florezcan la intolerancia y la discriminación en todo su partido.

Este tipo de odio es inmoral e inaceptable por sí solo. Pero cuando se considera que las políticas de la Administración Biden no han logrado apoyar adecuadamente a Israel, los comentarios de los demócratas adquieren un significado nuevo y preocupante. Para empezar, Biden se ha negado a condenar cualquier fanatismo expresado por los miembros del partido que lidera. El tono se estableció el primer día de su presidencia: Biden tuvo en su servicio de oración inaugural a un predicador con un historial de declaraciones contra Israel, el reverendo William Barber. Barber minimizó públicamente el Holocausto. Biden luego se abstuvo de denunciar el intento irresponsable de los demócratas de la Cámara por recortar los fondos destinados a la Cúpula de Hierro para Israel, frente a las constantes amenazas violentas de Irán y Hamas. Cuando Israel advirtió que abrir un consulado palestino en Jerusalén amenazaría su seguridad y desestabilizaría el Medio Oriente, Biden y su administración de extrema izquierda siguieron adelante y lo hicieron de todos modos. Biden ha rechazado repetidamente al primer ministro Benjamin Netanyahu y ha financiado esfuerzos de izquierda para demonizar a Israel. En todos los aspectos, Biden no ha logrado defender a uno de nuestros aliados más importantes, un aliado rodeado de fuerzas amenazantes que odian a Israel y odian a los Estados Unidos.

¿Es sorprendente, entonces, que radicales como Tlaib y Omar se sientan cómodos impulsando un antisemitismo virulento? El fracaso de Biden para apoyar a Israel, y el hecho de que no controle la retórica discriminatoria de sus colegas, se ha tomado como una luz verde tácita para discriminar abiertamente a los judíos. Y se produce cuando los crímenes de odio contra los judíos estadounidenses se están disparando en las grandes ciudades dirigidas por demócratas y débiles con la delincuencia. En la ciudad de Nueva York, los delitos de odio antisemita aumentaron un 41 % en 2022; ese mismo año, los crímenes de odio antisemitas en todo el país alcanzaron un récord.

Veamos el contraste: cuando teníamos un republicano en la Casa Blanca, nuestras relaciones con Israel eran férreas. El presidente Trump trasladó la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, visitó el Muro de los Lamentos con el primer ministro Netanyahu y apoyó a Israel en todo momento. Y mientras que a Biden le da por rechazar a Netanyahu, el Speaker Kevin McCarthy estuvo de visita en Israel recientemente y se reunió con él, mientras expresaba su apoyo a políticas duras contra el crimen que protegerán a los judíos estadounidenses. Las palabras y acciones de los demócratas revelan una falta de apoyo y una actitud antagónica hacia la comunidad judía.

No, Congresista Tlaib, la fundación de Israel no fue una “catástrofe”. El antisemitismo en el Partido Demócrata sí que lo es.