Después del lanzamiento de la nueva canción de Shakira se ha desatado entre millones de mujeres una especie de falso y dañino "empoderamiento" colectivo. Las redes sociales están llenas de mujeres aplaudiendo a la cantante colombiana, citando las frases de la canción y sintiendo que, de alguna manera, Shakira se vengó —por todas— de los engaños de los que han sido víctimas. Pero, ¿Es esto de verdad empoderamiento? ¿Es buena esta actitud para las mujeres o para cualquier persona?
Lo primero que hay que señalar es que más que una canción, lo de Shakira parece una retahíla de insultos con música de fondo. Grandes canciones se han escrito como resultado de rupturas amorosas, este no es el caso. Lo de Shakira no es una expresión de sentimientos propios de estas rupturas, sino que parece una canción creada para destruir al padre de sus hijos. Insulto tras insulto y con referencias específicas, la cantante expone asuntos privados de su relación. Si bien, cada persona tiene maneras diferentes de lidiar con sus sentimientos, intentar castigar o destruir a alguien nunca es un comportamiento sano, ni para la otra persona ni para uno mismo.
Shakira, con sus repetidas canciones en contra del padre de sus hijos, Gerard Piqué, solo está recreando ese estereotipo de las mujeres de novela latina que después de un engaño dedicaban su vida a hacerle la vida imposible al hombre. Asunto que además de dañino no tiene mucho sentido, en estos casos usualmente el hombre ya ha pasado página, está feliz con su nueva pareja y muy poco le importan los párrafos eternos y los insultos que la mujer engañada le envíe. Mientras tanto, ella está encerrada en su dolor, dándole vueltas a cada actuación ocurrida y desperdiciando su tiempo en acciones que solo destruyen su dignidad y de las que muy probablemente se arrepentirá cuando logre superar el asunto.
No hay nada de "empoderamiento" en utilizar nuestro tiempo y energías en hacerle daño a alguien. Y convertirse en una "loba" o llevar a cabo esa idea que venden las canciones de llenar la vida de descontrol no ayudará a nadie a superar vacíos emocionales. El dolor de un engaño y del abandono pueden ser extremadamente profundos pero la verdad es que hay dos grandes caminos, aceptar que eso tan difícil ya ocurrió y trabajar en superarlo, o quedarnos para siempre estancados en los recuerdos y, aún peor, dedicarnos activamente a castigar de alguna forma a quien nos hizo daño.
Nada de lo que he dicho se trata de exculpar a Piqué. Las infidelidades deberían ser algo que nadie se permita, el matrimonio es un contrato que se debe cumplir como el más importante de nuestras vidas. Pero hay una realidad, si bien el profundo dolor que el engañado siente fue ocasionado por su pareja, lo que viene después, la elección entre quedarse amarrado a una situación traumática o pasar la página está completamente en nuestras manos.
Muchas personas viven pérdidas absolutamente dolorosas, no solo a nivel de pareja sino en otros aspectos, pero la forma en la que manejan esas situaciones difíciles ocasiona resultados muy diferentes. Mientras que alguien al perder su padre se puede volver una persona absolutamente fuerte e incluso agradecida por la vida que tiene cada día, otro puede caer en las drogas o en una depresión que lo lleve a la muerte. De modo que si bien nosotros no escogemos qué eventos difíciles ocurren en nuestra vida lo que sí escogemos es cómo vamos a enfrentarlos, y si luchamos por superarlos o nos quedamos revolcándonos en el dolor.
Aplaudir un comportamiento tóxico no está bien e idealizar un comportamiento dañino es muy peligroso. Lo de Shakira no es la expresión de sus sentimientos a través de la música, lo cual no solo es válido sino que ha resultado en algunas de las más conmovedoras canciones de la historia, lo de la colombiana es el ensañamiento y las ganas de destruir públicamente a alguien y en el camino —aunque ella no se de cuenta— hacerle a sus hijos la vida aún más difícil de lo que ya la tienen.
Ojalá Shakira vuelva a ser la de hace años, con letras profundas y canciones de verdad, pero, sobre todo, ojalá que los millones de mujeres que la siguen no copien sus conductas tóxicas. Si alguien te hace daño lo correcto no es buscar destruirlo, es trabajar en uno mismo para sanar las heridas y salir adelante. Los insultos y ventilar detalles privados no solo es un asunto de mal gusto, sino que también es una conducta dañina de la que siempre queda el arrepentimiento y la vergüenza. Finalmente, no hay nada más elegante, y propio de personas fuertes emocionalmente, que retirarse a tiempo y en silencio, sin hacer escándalo y enfocados en recuperar nuestra vida.