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La semana mayor

Los tiranos dicen despreciar la palabra santa de Jesús. Pero la temen. Por eso la han perseguido sin descanso y la siguen persiguiendo sin piedad. Pero en vano

Lunes, 10 de abril de 2023 a las 19:49

Por Fernando Londoño

Lunes, 10 de abril de 2023 a las 19: 49
09/04/2023.- Vista de la Bajada del Ángel simboliza en Aranda de Duero (Burgos) este domingo. Inspirada en los autos sacramentales del Siglo de Oro, el final de la Semana Santa con el alivio de luto de la Virgen, a quien un ángel que desciende desde las alturas retira el velo negro que la recubre. EFE

Para buena parte de nuestros lectores y seguidores de Americano, acaba de terminar la Semana Santa o Mayor, nada menos que con la resurrección del Señor. Porque si Jesús no resucitó, nos decía San Pablo, vana es nuestra Fe y vana nuestra esperanza.

Para Jesús no hay olvidados ni de segunda clase. Por el más abandonado y maltrecho de los hombres, habría dado su vida y sufrido su insondable dolor en la humillación y en la cruz.

Todos los pueblos claman hoy por la Justicia. Exigen el trato igualitario y generoso que se expresa en lo que llaman los derechos humanos. El tema no es ese, por supuesto. El tema es justificar y explicar esa igualdad, esa particular dignidad de todos, desde el más opulento y poderoso hasta el más humilde. Y es ahí de donde brota, fuente de luz inextinguible, la palabra de El Salvador.

No se han pronunciado palabras más bellas, ni se ha traído sobre la tierra un mensaje parecido. Dios se hizo hombre para traernos el mensaje del amor, las palabras de la compasión, de la esperanza, de la significación de la vida.

Cuántos discursos se dijeron y repiten para defender los derechos humanos. Pero ninguno que se parezca al pronunciado desde el Gólgota, en medio de todas las tribulaciones y los dolores del Rey del Mundo.

Los tiranos dicen despreciar la palabra santa de Jesús. Pero la temen. Por eso la han perseguido sin descanso y la siguen persiguiendo sin piedad. Pero en vano. Las palabras de la cruz no tienen manera de ocultarse ni de burlarse. De cuántos odios, de cuántas infamias nos libraríamos si recordáramos que todos somos iguales y nuestro destino es el mismo. Tronos, imperios, razas, vimos trocarse en polvo, dijo el poeta. Y lo único que persiste, atraviesa los siglos, supera todos los poderes, es la figura de la Pasión del Señor.

Por eso, y por mucho que se la quiera olvidar o destituir del corazón del hombre, la Semana Mayor, que recuerda estas verdades humildes y más poderosas que todas las que se dijeron, no es una semana como todas. Es la Semana del amor, de la igualdad de todos en nuestro destino final. Y la Semana de la resurrección, del triunfo sobre la muerte, del sentido de todos los sacrificios. No sufrimos en vano, ni somos piadosos en vano. La resurrección de Jesús es el consuelo supremo y la última verdad.

Búsquese donde se quiera un pensamiento superior, un poder que se compare, un triunfo que se parezca. Imposible. Lo que se dijo en el Calvario seguirá recorriendo las edades y enseñándole a todos, los más dolidos y los potentados, que la vida es efímera pero que es la antesala de la eternidad, donde no habrá otra moneda de cambio que la virtud.

En medio de tantos avatares, entre tantas amarguras y violencias, bueno es que dediquemos siquiera unos minutos para acompañar el dolor insondable del buen Jesús y para refrendar nuestra fe en que no han sido inútiles nuestras penas, ni vanas nuestras esperanzas.

Fernando Londoño

El autor fue ministro de Interior y Justicia de Colombia y es director político para América Latina de Americano Media.

Fernando Londoño

El autor fue ministro de Interior y Justicia de Colombia y es director político para América Latina de Americano Media.

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