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¿Qué podemos aprender de los 21 mártires coptos que serán canonizados por el papa Francisco?

Así lo decía el papa Benedicto XVI: “Sufrir con el otro, por los otros; sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de humanidad, cuya pérdida destruiría al hombre mismo” (Encíclica “Spe salvi” n. 39)

Lunes, 15 de mayo de 2023 a las 14:19

Por Andrés Ignacio Henríquez

Lunes, 15 de mayo de 2023 a las 14: 19
Ilustración de Americano Media

Hace pocos días, el papa Francisco anunció que 21 coptos egipcios, degollados por terroristas del Estado Islámico (ISIS) en 2015, serán incluidos en el Martirologio Romano “como signo de la comunión espiritual que une a la Iglesia Católica Romana y a la Iglesia Copta Ortodoxa”.

La ejecución de estos hombres se hizo viral en redes. El video, grabado por ISIS, mostraba a cada uno de los secuestrados vestidos con monos naranjas, arrodillados en una playa, con sus atacantes vestidos de negro parados detrás de ellos. Luego, cada hombre fue sistemáticamente decapitado. En sus momentos finales, claramente se ve a muchos de los hombres diciendo: "Señor Jesucristo".

Podríamos caer en la tentación de pensar que esto no tiene nada que ver con nosotros, que son luchas sin sentido entre religiones. Que eran hombres ignorantes, viviendo en una sociedad atrasada, en un continente miserable. Una situación ajena a nuestro mundo civilizado. Alejada de nuestras prioridades, de nuestra vida cómoda y tranquila. Sería un grave error. Muy al contrario, creo que estos 21 valientes deben ser un ejemplo para todos nosotros.

¿Alguna vez has estado en una situación que amenace directamente tu vida? ¿Has vivido el día en que pensaste que probablemente no llegarías al próximo? En una situación así de extrema es increíblemente fácil hacer lo que sea necesario para seguir viviendo. El ser humano tiene un instinto de supervivencia que lo hace capaz de todo. Nadie quiere morir.

Para salvar su vida estos 21 hombres no tenían que hacer nada extraordinario. Bastaba con un par de palabras. Los terroristas solo les pidieron renegar de su fe. ¿Era fácil, no? Una frase y vivirían, ni siquiera había que decirla en serio. Sin embargo, todos prefirieron la muerte como consecuencia de ser fieles a sí mismos. Esto es lo verdaderamente increíble y extraordinario.

El camino de la verdad es siempre el más difícil. Es el más doloroso y el más solitario. Casi siempre la verdad nos lleva al sufrimiento, ese que buscamos evitar con tanto afán. Para nuestra sociedad sufrir es perder. Morir como lo hicieron estos 21 hombres es un fracaso. ¿Pero mejora realmente la vida humana si eliminamos del todo el sufrimiento? ¿Hubiese sido preferible para estos egipcios salvarse de la muerte y vivir una vida promedio?

Muchos llegamos a descubrir que solo a través del sufrimiento la vida llega a ser verdaderamente humana. Que mantenerse fiel a sí mismo y sufrir por ello no es sinónimo de derrota, sino que muchas veces es, simplemente, la consecuencia de un amor real, maduro y pleno por nuestros ideales, por el bien y por el otro. Es entonces cuando sufrir es bello.

Así lo decía el papa Benedicto XVI: “Sufrir con el otro, por los otros; sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de humanidad, cuya pérdida destruiría al hombre mismo” (Encíclica “Spe salvi” n. 39).

El papa preguntaba en la misma encíclica: “¿Somos capaces de ello? ¿El otro es tan importante como para que, por él, yo me convierta en una persona que sufre? ¿Es tan importante para mí la verdad como para compensar el sufrimiento? ¿Es tan grande la promesa del amor que justifique el don de mí mismo?”. Y responde el papa: “La verdad y la justicia han de estar por encima de mi comodidad e incolumidad física, de otro modo mi propia vida se convierte en mentira. Y también el ‘sí’ al amor es fuente de sufrimiento, porque el amor exige siempre nuevas renuncias de mi yo, en las cuales me dejo modelar y herir. En efecto, no puede existir el amor sin esta renuncia también dolorosa para mí, de otro modo se convierte en puro egoísmo y, con ello, se anula a sí mismo como amor”.

Entonces, ¿qué podemos aprender de estos nuevos 21 mártires? A defender la verdad y el bien hasta las últimas consecuencias. A amar nuestros ideales y, a través de ellos, a amar a los demás, aunque eso implique negarnos a nosotros mismos. En un mundo donde es cada vez más difícil pensar distinto y donde es cada vez más fácil seguir la opinión de la mayoría para no ser cancelado, estos valientes egipcios nos dan testimonio: amar la verdad, el bien y la libertad pase lo que pase.

Andrés Ignacio Henríquez

Periodista. Escribo sobre religión, cultura y actualidad.

Andrés Ignacio Henríquez

Periodista. Escribo sobre religión, cultura y actualidad.

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