No es difícil averiguar para dónde va Petro: a convertir a Colombia, claro, en otra Cuba o en otra Venezuela. Por eso sale con su estúpida reforma a la salud y su criminal propuesta de legalización de la cocaína.
La primera es tan obvia como agresiva. Para que la salud no sea un negocio, nada mejor que pasar las clínicas y los hospitales al dominio del Gobierno. Convertir médicos y enfermeras en empleados públicos, acabar la ciencia milenaria que practican para devolverlos a la prevención como sistema. Si la gente aprende a lavarse bien los dientes, a comer sin chatarra y hacer deporte, todo queda resuelto.
Como no habrá en Colombia quienes se sometan a esa degradante condición, le faltan a Petro diez mil médicos que le acoliten su revolucionaria técnica. Pues muy fácil: los traerá de Cuba y Venezuela, que es lo que se propone. Con esa multitud de iniciados hará la revolución, porque ya entenderá, lector querido, que los que llegan no son médicos sino adoctrinadores, que irán casa por casa repartiendo el odio de clases, el irrespeto al Derecho como norma, la ira contra la empresa libre. Y quedó lista la Reforma a la Salud. ¿Comprendido?
Pero ahí no paran las cosas. Porque tiene en su aljaba otra flecha, aún más venenosa. Se trata, si no lo ha descubierto, del proyecto de ley que permitirá a cualquier campesino ser dueño legítimo de diez hectáreas de coca, cuyo producto final, el clorhidrato de cocaína, se vende en los mercados externos por centenares de millones de dólares. No es un error. Eso vale el cuatro por ciento de la producción de cocaína de Colombia a cien dólares el gramo. ¿Pobre campesino, verdad?
Así queda perfeccionada la legalización de la coca y nuestro país convertido en un narco Estado.
Con dos simples proyectos de ley quedó completa la revolución, con los médicos cubano venezolanos que llegarán por millares y los humildes campesinos dueños de solo diez hectáreas de coca, Petro llegó donde quería. Al parecer sin que nos diéramos cuenta. Al fin y al cabo, con unos empleos y buenos contratos, todo se puede. Los partidos políticos no aspiran a más.
Fernando Londoño
El autor fue ministro de Interior y Justicia de Colombia y es director político para América Latina de Americano Media.
Fernando Londoño
El autor fue ministro de Interior y Justicia de Colombia y es director político para América Latina de Americano Media.