Ron DeSantis, el gobernador de América: ¿por qué es un fenómeno?

¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

TEMAS DE HOY:

'
'

Ron DeSantis, el gobernador de América: ¿por qué es un fenómeno?

En tiempos de poca libertad, DeSantis la defendió. En tiempos duros, Florida fue una luz en un valle de oscuridad

Por Orlando Avendaño

Jueves, 19 de enero de 2023 a las 16: 06
Jueves, 19 de enero de 2023 a las 16:06

“Me mudé a Nueva York en noviembre del 2001 porque quería vivir la ciudad que dejaba Rudy Giuliani. Hoy vivo en Florida gracias a DeSantis”, me dijo Alex Valdez, de 64 años.

La libre competencia entre estados ha sido la mejor muestra del éxito de la gestión de Ron DeSantis como gobernador de la Florida. El éxodo masivo de grandes ciudades como Los Ángeles, San Francisco o Nueva York a ciudades de Florida ha expuesto el fracaso de las políticas socialistas de estados como California y el éxito de gestiones como la del republicano en el sunshine state.

“Llegué a Miami en octubre del 2020. En plena pandemia. No había mejor lugar en el mundo para seguir siendo libre. En San Francisco era un infierno”, me cuenta Isis Sánchez, de 27 años.

Antes de ganar la reelección, en noviembre de este año, todas las encuestas perfilaban a Ron DeSantis como el político más popular dentro del Partido Republicano y, algunas, lo presentaban como el más popular en Estados Unidos. Su triunfo en las elecciones del 8 de noviembre lo consolidó como una estrella nacional, a propósito de sus impresionantes números.

DeSantis le ganó a su contrincante, el demócrata Charlie Crist, por una diferencia de casi 20 puntos (59,4% contra 40%). Con más de un millón y medio de votos sobre Crist, DeSantis fue el político con el mejor desempeño a nivel nacional en las elecciones de noviembre. Tuvo ganancias impresionantes entre el voto hispano y es el responsable de avances históricos para el Partido Republicano, como el cambio de condados que siempre han sido demócratas.

Leía hace poco en el Wall Street Journal que, dados los números de DeSantis, era imposible que un montón de votantes demócratas no le hayan apoyado en estas elecciones. No quiere decir, acotaba el diario, que ahora esos electores se hayan cambiado de partido. Quiere decir, en cambio, que premiaron la buena gestión y decidieron con sensatez, sobre la ideología.

“Muchos estrategas de partidos y analistas políticas dicen que aunque es prematuro asegurar que el cambio de Florida a republicano sea permanente, la combinación de un gobierno popular, masiva inversión del Partido Republicano en buscar votos, años de mala gestión demócrata y los cambios demográficos que se están produciendo lentamente les han dado a los republicanos una ventaja que sea difícil de superar”, escribe Arian Campo-Flores.

Y prima, por supuesto, el Gobierno popular, porque esos números no se vieron reflejados de igual forma en otros estados. “DeSantis ha creado una guía que la gente estudiará por muchos años”, le dijo el estratega Giancarlo Sopo al Wall Street Journal.

Para Daniel Chang Contreras, economista y politólogo de la American University, “el votante promedio” ve a Ron DeSantis como “un gobernador competente y que aboga por políticas de sentido común”.

“Durante sus 4 años de Gobierno en Florida, el estado creció mucho. Tomó medidas de sentido común durante el COVID, que fueron muy criticadas, pero que demostraron que fueron acertadas. Su respuesta a emergencias humanitarias como el huracán Ian, fue bastante competente y eficaz. El votante promedio valora un gobernador que sea eficaz”, me dijo Chang.

El manejo administrativo de DeSantis le ha generado simpatía entre electores, independientemente de su afiliación política. Pero, además, DeSantis ha sido efectivo para posicionarse como líder conservador en el país. Desde la gobernación, emprendió una cruzada de carácter nacional contra la izquierda progresista en Estados Unidos y sus políticas woke. La labor en Florida lo convirtió en un ejemplo de cómo debe actuar la derecha en todo el país.

En mayo del año pasado, DeSantis firmó un proyecto de ley para exigir que a los estudiantes de las escuelas públicas del estado se les dé clases sobre “los males del comunismo”. En una ceremonia desde la icónica Freedom Tower de Miami, junto a prominentes miembros de la comunidad cubana, DeSantis firmó el proyecto de ley que tiene como propósito que cada año, en noviembre, haya clases sobre “las víctimas del comunismo”.

Asimismo, DeSantis decretó el 7 de noviembre como el Día de las Víctimas del Comunismo.

“Hoy, establezco que el 7 de noviembre será el Día de las Víctimas del Comunismo para honrar a todos aquellos que han sufrido bajo el comunismo y recordarles a las personas lo que la destrucción comunista ha causado en el mundo, incluyendo más de 100 millones de muertos”, escribió DeSantis en un tuit el 9 de mayo.

“En Florida vamos a contar la verdad sobre el comunismo”, agregó.

Unos días antes, DeSantis había anunciado que le quitaría a Disney un estatus de protección fiscal en Florida por meterse en los conflictos políticos del estado. El gobernador, quien ha sido una de las principales voces del país en contra de la ideología woke, la teoría de género y el adoctrinamiento en escuelas, no le perdonó a Disney que pretendiera criticar su batalla contra lo que él ha llamado un intento por sexualizar a los niños en el país.

“No estoy cómodo con el hecho de que estas agendas tengan un trato especial en mi estado”, dijo DeSantis sobre su decisión de quitarle a Disney el estatus especial.

La guerra la empezó el CEO de Disney entonces, Bob Chapek, por cierto. Y, hace poco, quedó claro que DeSantis la ganó: Chapek fue despedido por su insistente voluntad en transformar a Disney en una plataforma de activismo político.

Estos episodios, que son solo algunos de las tantas jugadas políticas de DeSantis (hay que sumar su batalla contra las Big Tech y su ley en contra de los saqueos), lo consolidaron como un líder conservador y con sentido común. Sin embargo, su política más exitosa, sin duda, fue la del manejo de la pandemia del COVID-19.

“Claramente la política pública más popular de DeSantis fue la del manejo de la pandemia. La Florida casi no tuvo cuarentenas, en comparación con el resto del país. No tuvo medidas draconianas. Reabrió la economía, abrió las escuelas bastante temprano. Priorizó el cuidado a las poblaciones más vulnerables”, me dijo Chang.

“Esta respuesta fue exitosa a mediano y largo plazo. Los votantes de la Florida lo premiaron”, agregó.

El activista Jorge Andrés Galicia coincide: “Su éxito se debe a su buena gestión durante la pandemia. El hecho de que la Florida fue uno de los primeros en reabrir la economía, los negocios no sufrieron imposiciones. Todo eso le dio mucha popularidad. En otros estados la economía y los empresarios sufrieron mucho”.

“Por mi trabajo tuve la oportunidad de viajar por muchos estados y lo hice durante la pandemia”, me contó Galicia, “y la diferencia se sentía. Era palpable. Cuando iba a Nueva York o a Washington DC, lo que se veía en las calles eran negocios cerrados o quebrados. Una economía mermada. Para tomarte un café era necesario mostrar un carnet de vacunación. Florida no vivió eso”.

“La gente que vio ese contraste, entre Florida y otros estados (sobre todo gobernados por demócratas), valoró lo que era tener un gobernador que se preocupara por la libertad individual y la libertad económica”, dijo Galicia.

DeSantis supo capitanear su estado durante la pandemia y lo hizo en contra de las recomendaciones de absolutamente toda la élite científica y mediática. Se opuso a que los cierres fueran la norma y la prensa lo vio como un objetivo; mientras al mismo tiempo encumbraba las figuras de Newsom y Cuomo. El tiempo, sin duda, le dio la razón a DeSantis y dejó con muy mala imagen a los gobernadores de Nueva York y California.

Muchos le apostaron a que DeSantis fracasara, pero no ocurrió. Florida no solo sorteó la pandemia de manera eficiente, sino que logró números fantásticos en aspectos como el empleo (para primavera del año pasado, el desempleo en Florida fue de 4,8 %; mientras que en California fue de 8,3 % y en Nueva York, 8,2 %). Todo, manteniendo casi intacta la libertad de sus gobernados.

Giuliani fue el alcalde de América por su manejo del atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001. Aunque la pandemia por el COVID-19 no tuvo, jamás, el mismo impacto, seco y terminante, que un cruento atentado terrorista, fue una circunstancia compleja, cargada de drama, que casi ningún político manejó de manera eficiente.

En tiempos de poca libertad, DeSantis la defendió. En tiempos duros, Florida fue una luz en un valle de oscuridad. “La heroicidad de Giuliani me atrapó”, me dijo Valdez, “y la heroicidad de DeSantis también lo hizo”.

“No cualquiera se atrevía a decir: aquí no habrá tapabocas obligatorios ni cierres, cuando todo el mundo lo hacía. Lo que hizo DeSantis no parecía ser lo sensato, pero igual lo hizo”, agregó.

Y Valdez, tajante, desde su apartamento en Brickell, lo dice: “Giuliani fue el alcalde de América. Para mí no hay duda: DeSantis es el gobernador de América hoy en día”.

Orlando Avendaño

Orlando Avendaño es subdirector digital de Americano Media.

Orlando Avendaño

Orlando Avendaño es subdirector digital de Americano Media.

ÚLTIMAS NOTICIAS