Abortar no te hace dejar de ser madre, abortar te convierte en la madre de un niño asesinado en tu propio vientre. Esta es una de las tantas verdades que los movimientos proaborto niegan. En su afán por promover el asesinato del no nacido, los proaborto han impulsado una gran cantidad de mentiras que terminan influyendo de manera dramática en la vida de mujeres que, ante un momento difícil, deciden la peor opción posible: acabar con la vida de su hijo.
Mentira uno: no es asesinato porque no hay vida humana
Los abortistas impulsan la idea de que abortar es como "sacarse una muela". La intención es intentar librar a la mujer de la culpa de uno de los peores asesinatos que puedan ocurrir, el de su propio hijo. Afirman que un cigoto, o incluso un embrión, no constituyen vida humana y que, por tal razón, no hay un asesinato.
El cigoto, desde el momento primero de la concepción, posee ya sus 46 cromosomas definitorios y tiene la capacidad de autodesarrollarse, no ocurre lo mismo con un espermatozoide o un óvulo no fecundado. Un cigoto no es cualquier pedazo de piel o unión de células, por eso no tiene sentido comparar el aborto con el uso de métodos anticonceptivos como el condón.
Al respecto hay varias discusiones sobre el momento desde el cual el aborto debería considerarse asesinato. Algunos dicen que antes de los 14 días no se puede hablar de asesinato, otros afirman que solo hasta los tres meses es posible considerar que hay vida humana, pero la verdad científica es que un nuevo ser humano viene a la vida cuando el espermatozoide ha fecundado el óvulo.
Por lo tanto, discusiones sobre tiempos, después de la fecundación, solo se basan en fisonomía. ¿Podemos matar porque el cigoto o el feto no lucen como un niño recién nacido? Absolutamente no. Desde el momento de la fecundación es asesinato, la vida de un ser humano tiene su origen cuando el óvulo es fecundado, de ahí en adelante lo que podemos ver son diferentes etapas del desarrollo.
Mentira dos: la madre tiene "derecho sobre su cuerpo"
Aunque el bebé se encuentre dentro del vientre de la madre no es una parte de su cuerpo. Cuando se dice que el cigoto tiene capacidad de autodesarrollarse es porque no hay una dependencia genética de la madre, en un ambiente adecuado seguirá su proceso de formación. La dependencia del feto es ambiental pero no biológica y el hecho de que alguien dependa de otra persona no le da derecho a matarlo.
Un bebé recién nacido depende 100% de sus padres y no decimos que podemos matarlos por cuenta de esa dependencia. Tampoco decimos que un recién nacido no es un ser humano porque no puede alimentarse a sí mismo.
Por otro lado, el bebé fue puesto en el vientre de la madre por una acción, no es un "intruso" o un "invasor". Es mediante un acto sexual realizado por los padres que se concibe a un nuevo ser humano y se lo pone en una situación de dependencia. Es una aberración que se conciba a un bebé, se lo ponga en una situación de indefensión y luego su propia madre decida acabar con la vida del no nacido alegando que tiene derecho sobre su cuerpo. En el aborto una vida termina, y no es la de la madre, por lo tanto no es su cuerpo, es otra vida, la vida de su hijo.
Mentira tres: el aborto te hace dejar de ser madre
Los grupos proaborto han impulsado la idea de que abortar es una "solución", cuando en realidad es el inicio de una tragedia que durará para toda la vida. La mujer que aborta no deja de ser madre, sino que se convierte en la madre de un niño asesinado en su propio vientre.
No es natural, ni normal, que una madre asesine a su hijo, un acto como ese tiene consecuencias dramáticas en la salud mental de la mujer, consecuencias de las que los grupos que impulsan el aborto no quieren hablar y niegan rotundamente.
Aunque las instituciones que impulsan y realizan abortos publiquen supuestos estudios asegurando que no hay consecuencias negativas tras el asesinato en el vientre, es fácil encontrar en internet miles de testimonios de mujeres que han tomado esa decisión y experimentan por años depresión, ansiedad, vergüenza, sensación de pérdida y episodios de estrés cuando están cerca de recién nacidos, entre otros problemas de salud mental.
Los centros de apoyo a mujeres embarazadas en Estados Unidos, así como las iglesias, también tienen decenas de casos de mujeres que incluso décadas después de haber realizado el aborto lidian con el arrepentimiento y las consecuencias negativas en el aspecto psicológico.
El aborto es una situación supremamente dolorosa y con consecuencias dramáticas para todos los involucrados, sobre todo para el niño que es asesinado. Las instituciones proaborto tienen mucho dinero para promover el asesinato del no nacido y muy pocos escrúpulos para mentir sobre lo que realmente ocurre tras un aborto. Que como consecuencia de tal engaño y propaganda brutal cada vez se normalice más el aborto no quiere decir que esté bien.
Creo, sinceramente, que así como el mundo hoy se avergüenza y se arrepiente de lo que ocurrió en la época de la esclavitud, en algún momento la humanidad recordará con tristeza y asombro estos tiempos en los que se normalizó que las madres acabaran con la vida de sus hijos. Hay situaciones muy difíciles en la vida, hay momentos de angustia y confusión, pero el asesinato no es nunca una solución.