El consell considera «indigno» que los críticos llegaran a insinuar prácticas económicas irregulares de Comín en la gestión de actos para beneficair a su entorno
El ‘expresident’ y eurodiputado de Junts Carles Puigdemont, líder del Consell de la República -el organismo que defiende la vigencia del referéndum del 1-O y trata de aglutinar a todo el independentismo- ha cerrado filas con Toni Comín, número dos del Consell, que ha sido objeto de duras críticas de autoritarismo y mala gestión por parte de 31 integrantes de la llamada Asamblea de representantes de esta organización.
El consell considera «indigno» que los críticos llegaran a insinuar prácticas económicas irregulares de Comín en la gestión de actos para beneficair a su entorno. Puigdemont y la dirección defienden la trayectoria del ‘exconseller’: «Todas las personas que han sido objeto de persecución penal por parte del estado español -y que, para ser coherentes con sus ideales democráticos, de justicia social y de liberación naconional del pueblo de Cataluña, han asumido de manera libre y voluntaria un altísimo grado de sacrificio personal- deberían merecer el máximo respeto«, replica el organismo.
Reivindicación del diálogo
En un comunicado, la cúpula del Consell con Puigdemont a la cabeza sostiene que todas las decisiones se han tomado de forma consensuada. Incluida la que ha dejado sin poder interno a la asamblea, que se había constituido hace dos años como si se tratara de un parlament o poder legislativo ante el gobierno del Consell. En el comunicado, el Consell niega la «deriva autoritaria» de la que treinta integrantes lo acusan y asegura que «ha respetado en todo momento las decisiones» de la Asamblea. Añade el texto que siempre la dirección de la organización han escuchado a la Asamblea y el diálogo ha sido su divisa «constante».
«Una parte de los representantes han entendido la Asamblea como un órgano de confrontación y crítica hacia el gobierno» del Consell, sostiene la dirección, que admite la existencia de dos grupos: de apoyo y de oposición al liderazgo de Puigdemont y el resto de la cúpula. En relación a los críticos, minimiza su impacto porque 7 de los 31firmantes de la durísima carta crítica ya no forman parte del organismo.