Un solo movimiento del mercado, uno solo, ha desembocado en el mayor éxito para la delantera del Barça en los últimos años.
Me refiero al traspaso de Dembelé, un traspaso polémico y en principio no deseado por el cuerpo técnico del Barça, por lo menos por su entrenador, que le calificó de mejor futbolista del mundo en su puesto y se involucró personalmente en su renovación la temporada pasada. Un jugador que se marchó por poco dinero teniendo en cuenta su valor de mercado, todo condicionado por una cláusula que ha acabado en los juzgados.
Sin embargo, la marcha de Ousmane ha abierto la puerta de par en par a Lamine Yamal y ha facilitado la llegada de Joao Félix, que con más jugadores en el ataque y menos masa salarial disponible hubiese sido una operación altamente improbable. Lamine y Joao, ¡casi nada! Los dos nuevos delanteros más diferenciales, no lo duden.
TODOS GANAN
El caso es que sin Dembélé, pero con Yamal y Joao Félix, Xavi dispone ahora de dos tridentes de altísima calidad, algo que muy pocos equipos pueden decir. Ha sido llegar el portugués y marcar el equipo diez goles en dos partidos.
Con dos tridentes distintos, eso sí, con Lewandowski y el propio Joao intocables. Contra el Betis, con Ferran de entrada; contra el Amberes, con Raphinha. Pero en la Liga tuvieron buenos minutos Raphinha, que marcó, y Lamine, lo mismo que Ferran y el niño prodigio en la Champions.
El caso es que estos cinco delanteros se compenetran con una precisión sorprendente por el poco tiempo que algunos llevan juntos y se adaptan como un guante de seda al sistema de Xavi.
Da la impresión de que juegue quien juegue, hay tanta calidad que los goles caerán por su propio peso. Ahora, Xavi podrá rotar sin demasiados problemas; Lewandowski ya cuenta con nuevos compañeros que facilitarán su trabajo; Lamine tendrá tiempo para crecer sin prisas y a Raphinha le ha salido competencia para que no se duerma. Todos ganan.
